Johan Herrera Rubio se dirigía en un bus a una empresa donde trabajaba cuando ocurrieron los hechos.
Un mes y un día después del fallecimiento de su hija recién nacida, Johan Eliécer Herrera Rubio perdió la vida, producto de un accidente vial entre un bus y una motocicleta el pasado domingo 19 de noviembre en la calle 30, a la altura del colegio Inem, en Soledad, Atlántico.
Herrera Rubio tenía 39 años de edad y era pastor de una iglesia cristiana, además trabajaba desde hace, aproximadamente, un año en la empresa Olinsa, en la Sociedad Portuaria, hacia donde se dirigía cuando se registró el siniestro que, además, dejó 18 personas heridas.
En medio del dolor, Elizabeth Rubio, madre del hombre, contó este lunes 20 de noviembre en entrevista con Alexander Ojito, reportero urbano de Impacto News:
“Él iba para el trabajo a las 6:00 de la mañana, pero como estaba lloviendo bastante, dicen que fue por eso que se le atravesó una moto al chofer y por sacar el zigzag fue cuando ocurrió el accidente, iba en un bus de Santo Tomás porque él vivía en Sabanagrande con la esposa, él se salió del bus, quedó abajo, el pavimento lo recibió, se fracturó la cabeza y murió instantáneamente”.
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El dolor para esta familia es incalculable, dado que el pasado miércoles 18 de octubre habían perdido a la pequeña hija de Johan Eliécer. “Habíamos hablado en la noche (del sábado) porque mi nietecita estaba cumpliendo un mes de muerta y él fue a la tumba a llevarle florecitas y a reglarle la tumbita y hasta me dijo que le iba a poner unos jarroncitos para cuando la fueran a visitar, la niña está enterrada allá en Sabanagrande, tenía 12 días de nacida cuando murió. El sábado tuvo un mes que perdió la niña y murió él ayer, estaba recién casado, cumplió un año el 12 de noviembre, llevaba su hogar muy lindo con su esposa, trabajaba en el puerto marítimo, fue buen hijo, buen hermano, buen esposo“, agregó su progenitora.
Elizabeth destacó que su hijo desde temprana edad sintió el interés por servir a Dios y llevar su palabra a las demás personas. “No pensábamos esa muerte tan cruel de mi hijo, él era pastor, evangelista, él luchaba mucho por las almas, se preocupaba mucho por las cosas de Dios, desde niño comenzó a buscar de Dios, son cinco hermanos y todos le sirven al Señor, tengo dos más que son pastores, él también y predicaba la palabra en muchas iglesias y muchas ciudades, mi esposo y yo también somos pastores. Yo sé que está en los brazos de Dios“.
Informe: Alexander Ojito – El Ojo de la Calle
