Lo bueno es que el juniorista sabrá, antes de que juegue su equipo, si se le dieron o no las cosas en Ibagué para seguir soñando con la final.
Por: Iván Peña Ropaín.
Junior de Barranquilla, al término de la noche de hoy, podría estar despidiéndose del sueño de ir a una nueva final de la máxima categoría del fútbol profesional colombiano, instancia a la que no llega desde el Torneo Clausura de 2019, perdiendo en esa ocasión con América de Cali, y a la que no llega y gana desde el Apertura de ese año, cuando venciera al Deportivo Pasto.
Por la quinta fecha en su Grupo A el Tiburón enfrentará en Palmaseca, desde las 8:15 p.m., al Cali, mientras que Tolima en Ibagué, desde las 6:00 p.m., podría sellar su paso a la final restando una jornada por jugar con simplemente vencer a Águilas Doradas, hasta sirviéndole la paridad, siempre y cuando los barranquilleros no sumen de a tres ante los caleños.
Hay que hacer énfasis en que si la noche no acaba como lo desea la institución barranquillera, ello denotaría la palabra que han venido mencionando muchos hinchas y periodistas de la ciudad en estos últimos tres años: “Fracaso”, los cuales, en estas campañas, han estado acompañados de las pifiadas que ha tenido a nivel internacional tanto en Copa Libertadores como en Copa Sudamericana.
La única final que ha jugado en referido período fue por la Copa Colombia 2022, perdiéndola contra Millonarios de Bogotá, segundo torneo de importancia en el país y al que muchos no le prestan atención, pero el que hubiese resquebrajado en algo la sequía que se posa sobre los junioristas, y más por el rival con el que se disputaba ese trofeo, los cachacos de Millos.
Atentos a ese primer choque en su cuadrangular A y apretando a favor del eliminado Águilas, estarán los jugadores en el hotel que se concentran en la Sultana del Valle, para luego escuchar por radio las acciones mientras se trasladan hacia el estadio del verde de los caleños, situado en el municipio de Palmira.
Aquí las cuentas salvadoras para el DT Arturo Reyes son inequívocas: La primera y más fehaciente, que los dorados venzan al Pijao, así sea uno a cero (aunque si es por más goles, mucho mejor), y el Rojiblanco imponerse al también sin opciones de final, Cali, preferiblemente, con dos o tres goles, y si no se puede concretar sino uno, estaría bien por haber sumado de tres.
Dándosele ese prodigio, llegaría al último juego, que será en Barranquilla, con 10 puntos, mientras que el tolimense pisaría el césped del Metropolitano con los 12 que contabiliza. Es decir, una victoria ‘tiburona’ lo llevaría a la gran final de la Liga-II.
Empero, si el empate es el que prima en el juego entre Tolima y Águilas, Junior igualmente estaría obligado a ganarle al Azucarero, para que en el choque con el Pijao, este llegue con sumatoria de 13 unidades, por lo que en esa última jornada la victoria del ‘currambero’ sobre ellos también lo dejaría con 13, entrando entonces a que produzca una buena cosecha de goles en ese cotejo para superar en ese ítem al Vinotinto.
De no haber milagro ni nada de eso, más bien certificándose un nuevo fracaso para el conjunto de Barranquilla, el replanteo tanto en lo deportivo, en las contrataciones de jugadores y en lo administrativo primará con miras a que en 2024, al fin, se liquide la sequedad de logros que arropa a un club que ha invertido mucho dinero en nóminas, pero el que llegará a su centenario, el próximo año, con un ánimo bastante esmirriado.
