“¿Mamita y dónde está el vestido de baño de la niña?”, a lo que respondí: ¿cuál vestido de baño? “Mamita, estaba en el chat”.
Por: La Queen
Anteriormente, escribía para compartir mi cotidianidad con el fin de no sentirme sola con muchas de mis situaciones. Varias de las historias las he compartido y he encontrado apoyo, críticas y algunos se han sentido identificados.
Pero un día, no solo empecé a escribir de las cosas que me pasaban sino de mis sentimientos. Los que me conocen saben que soy muy visual y que normalmente cuando hablo o escucho, en mi cabeza automáticamente empiezan a formarse imágenes de la situación y de cómo me siento. Para poder explicarlo, empecé a escribir.
Me di cuenta que al hacerlo encontraba calma y me ayudaba a identificar las situaciones y cómo poder abordarlas.
Como llevaba varios escritos, decidí seguir haciéndolo en mis notas del celular y creé un blog, o sea, soy una bloguera, pero mi perfil aún es privado. Solo unos cuantos, que me caben en la palma de la mano, han podido acceder; también había decidido que fuera anónimo, sin foto y sin nombre.
Pero como hoy ha sido un buen día, de cosas buenas y de nuevas decisiones, le di cara, le puse un seudónimo y autoricé publicar mi primera historia.
Por si ven mi blog, soy La Queen.
“Historias de mamá 5.5”
Esta mañana llevé a mis hijas al jardín, y me recibe la miss con los buenos días y la pregunta corchadora: “¿mamita y donde está el vestido de baño de la niña?”, a lo que respondí: ¿cuál vestido de baño? “Mamita estaba en el chat”.
Oh por Dios, el chat, olvidé leerlo. Regresé a casa, recogí las cosas, volví al jardín y llegué tarde al trabajo. Por más que intento ser una mamá 10, mi calificación no pasa de ser de 5.5.
Ahora que están de moda los chats de las escuelas, en donde todo se socializa en los grupos, te encuentras con el chat de la profe, el de solo mamás, el de mamás vip, el chat de las mamás con la profe, etc. Me pongo a pensar: ” Y yo, que debo convivir con esta pesadilla, pero multiplicada x 3 (José, Eva Luna y Helena), donde veo que se repiten los mismos patrones de mamás, las que no trabajan y todo lo opinan, las que más organizan, las conciliadoras, las que vende Fuxión, las súper saludables y las que sólo somos espectadoras y consignamos el valor que nos indican para las actividades varias.
En fin, entrando en contexto, no falta la mamá que no entiende de procesos ni de etapas. Yo, luego de 3 hijos me siento por encima del bien y el mal, y me causa un poco de gracia verlas sufrir porque su hijo llega mordido a casa, armando un pastoral para discutir el tema, haciendo quedar mal a la mamá del niño mordelón. Llaman a la reflexión sobre las emociones de los niños y cómo con el ejemplo de los papás podemos enseñarles a gestionar sus sentimientos y frustraciones.
Por dentro solo pienso: “A esta gente les falta tener más hijos”.
Justo hoy me mostraba mi hija, Helena de 3 años, que su hermana Eva Luna de 6, la había arañado y al cuestionarla me comenta que Helena había empezado pellizcándola duro en las dos piernas y las dos llegaron con rojos por todas partes. Mientras todo eso pasaba, solo pensaba: están vivas, sigan jugando, porque con el tiempo aprendí que si regañaba a una, la otra me regañaba a mi.
Asi se manejan los conflictos en mi casa. Ellas hablan, se besan y siguen jugando y mamá continúa su vida sin tanto drama, porque al final, no tengo a quién ponerle la queja.
En conclusión, lo que pienso y no me atrevo a escribir en los chats es: “mamitas, les falta mucha calle”.
