El presidente del club xeneize logró frenar los disturbios en el estadio Marcelo Bielsa.
Por: Juliana Benavides.
En un partido tenso por los cuartos de final de la Copa Argentina, el encuentro entre Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima La Plata se vio interrumpido por graves incidentes en las tribunas. La violencia estalló antes del inicio del complemento, con una demora de más de 20 minutos.
La barra de Boca, La Doce, derribó un portón y se enfrentó a la policía, lanzando proyectiles y obligando a las autoridades a disparar postas de goma y gases lacrimógenos. Juan Román Riquelme, presidente de Boca, intervino decisivamente, ingresando en la platea para calmar a la barra y evitar un enfrentamiento directo con los hinchas de Gimnasia.
Acompañado por Raúl Cascini, Mauricio Serna y Marcelo Delgado, Riquelme logró convencer a La Doce de regresar a su tribuna, poniendo fin a la violencia. Su intervención evitó un escándalo mayor y permitió reanudar el partido, que terminó 1-1 en el tiempo regular.
El liderazgo de Riquelme fue clave para restaurar el orden en el estadio, demostrando su influencia y respeto entre los hinchas del club xeneize. Su acción rápida y decidida evitó consecuencias más graves y permitió que el partido continuara sin incidentes mayores.