La obra es un escrito del arquitecto José Pérez, cuya venta es destinada a la formación universitaria de jóvenes de escasos recursos.
Eduar Enrique Arteaga Cuadrado es oriundo de la vereda La Cruz, jurisdicción de San Bernardo del Viento, Córdoba, y es uno de los tantos jóvenes en Colombia para los cuales acceder a la educación superior se convierte en un desafío que, en su caso, está pudiendo superar gracias a la mano amiga del arquitecto y escritor barranquillero José Pérez.
“Mi madre vino a trabajar a Barranquilla en 2012 y yo llegué acá en 2019, cuando me gradué como bachiller, con el sueño de seguir estudiando. Intenté entrar al SENA, gané el examen, pero tras la fase de entrevistas, como había muchos aspirantes, no pude pasar. Me pude graduar como técnico de Maquinaria Pesada en Elyon Yireh en el 2022″, contó el joven de 23 años.
Sin embargo, su sueño real era ser arquitecto, pero lo veía imposible por los recursos necesarios para estudiar la carrera. De repente, una buena oportunidad tocó a su puerta: “Una semana después de graduarme, el señor Luis Fernando, que es amigo del arquitecto José Pérez, y al que conocí gracias a mi madre, que trabaja en una casa de familia, me preguntó si me gustaría estudiar en una universidad, yo le dije: ‘Claro, es mi sueño’, y él me dijo que entrara al pénsum y escogiera la carrera que me gustara, que el arquitecto me iba a ayudar, yo elegí Arquitectura y hoy en día ya estoy en cuarto semestre en la Universidad Autónoma del Caribe“.
Eduar cree que con sus recursos y los de su familia no habría logrado estudiar en la Uniautónoma. “Es una carrera que trae gastos, es costosa y el señor José Pérez me ha ayudado desde el primer semestre, siendo un pilar fundamental con un 80% o 90% de la matrícula. Por un año tuve que suspender, porque en el segundo semestre la universidad pide muchos materiales y mi padre no tenía trabajo, pero con la ayuda y la motivación del arquitecto y, gracias a que mi padre encontró trabajo como ayudante de construcción, oficio en el cual yo también suelo laborar, pude continuar con la carrera”, contó.
¿Máxima ilusión?
El joven confesó: “Tengo una ilusión, cumplirle a mi madre el sueño de tener su propia casa y ser el arquitecto de esta. Mi familia y yo sentimos un profundo agradecimiento con el arquitecto, un pilar fundamental para mí y gracias a su libro ‘Anárquico‘ cuyas ventas él prometió que las destinaría para ayudar a personas como yo, de bajos recursos, a cumplir nuestros sueños. A quienes se les hace difícil lograr sus metas les digo que persistan y a quienes puedan ayudar a los demás, que tengan esa empatía hacia los que más lo necesitan”.
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