En una gran semifinal de vuelta entre los dos clubes que protagonizan el clásico costeño, “Tu Papá” salió victorioso.
Por: Iván Peña Ropaín.
Junior de Barranquilla no solo obtuvo la noche del miércoles 14 de septiembre su pase a la gran final de la Copa Colombia 2022, sino que se quedó con uno de los clásicos costeños que más recordarán dulcemente los barranquilleros por muchos años y que querrán olvidar lo más pronto los samarios. El Tiburón venció en los penales (5-3) a su eterno rival en el fútbol, Unión Magdalena, y en su propia casa y delante de su hinchada, sacudiéndose de este modo de la racha negativa de dos juegos perdidos que traía con el de Santa Marta tanto por Copa como por Liga.

Y tan gustosa fue esta clasificación, que de ella hizo parte el DT Julio Avelino Comesaña, o como lo bautizaron en Barranquilla tras su décimo retorno a la dirección técnica de la institución Rojiblanca: ‘Julio X’.
Digno de un partido de estas características, vibrante y apasionante hasta el último penal cobrado por Carlos Bacca, fue lo que se sintió en el estadio Sierra Nevada y en la Puerta de Oro de Colombia desde el pitazo inicial en unos primeros 45 minutos de este duelo de vuelta por la segunda semifinal del segundo torneo de relevancia en el balompié patrio, en el que Junior de Barranquilla empezó esperando para dar mordiscos y su eterno rival arrancó generando las más peligrosas en el arco contrario.

El equipo de los samarios, ante su público, mostró mayor hambre de triunfo que la escuadra de los barranquilleros en la mayor parte de ese período, generando unas tres acciones riesgosas en el pórtico de Mario Sebastián Viera, teniendo una clara el Tiburón en los pies del porteño Bacca, a quien le faltó precisión en colocar la pelota en la cueva defendida por Ramiro Sánchez.
Otra de las emociones en ese primer tiempo para los junioristas en el estadio samario la invalidó correctamente la juez de línea Mary Blanco, luego de que el silbante Wilmar Roldán pitara un penal tras falta del meta Blaugrana sobre el jugador Walmer Pacheco.
— Club Junior FC (@JuniorClubSA) September 15, 2022
¡GRAN TRIUNFO EN SANTA MARTA! pic.twitter.com/1CmU8MKC1l
Bajando la intensidad en marca y ataque estos dos tradicionales “enemigos” en la historia del fútbol colombiano, concluyó el tramo inicial de este emotivo clásico costeño registrado en las semifinales de Copa Colombia.
Como se apreció en varios de los trazos de la etapa de juego anterior, viéndoosle a ‘Julio X’ dando indicaciones constantemente desde el límite direccional del banco de suplentes, arrancó la segunda parte de este atractivo clásico, la que ponía más cerca el objetivo de la finalísima a un Tiburón que estaba obligado a salir a devorar y a un Ciclón que tenía que seguir soplando por mantener la ventaja de 1-0 conseguida en Barraquilla en el duelo de ida. Pero más que todo, por lo que significa un Junior vs. Unión, Unión vs. Junior: el gozo eternizado del ganador y la perpetua ‘cargada’ que tendrá que soportar en su espalda el perdedor.

Fue Junior de Barranquilla el que salió a todo o nada a proponer y buscar, parqueándose Unión Magdalena en su terreno y esperando el desgaste Rojiblanco, con la estrategia de contragolpearlo y sentenciar la serie en esta ‘semi’.
Y como dice el dicho: “El que persevera alcanza”, y sí, el consentido de Curramba alcanzó ese demorado, desesperado, luchado y merecido gol, el que llegó tras un toque sutil del argentino Fabián Sambueza a la arquería de Ramiro Sánchez, cazando al minuto 70 un rebote dado por el meta manizalita, tras sacarle un mano a mano al cartagenero Omar Albornoz, quien volvió a aparecer en cancha tras la cesada que le dio Juan Cruz Real y quien no lo hizo nada mal.

Después de ahí, el Rojiblanco siguió marcando ofensiva sin volver a violar la valla de los samarios, notándosele en las postrimerías del cotejo un racional cansancio por todo lo que laboró en el segundo tiempo por conseguir, por lo menos, tal paridad. Ello fue aprovechado por el cuadro ‘bananero’, que se oxigenó después de tanto aguantar la embestida barranquillera, moviendo en varias ocasiones el sistema defensivo de su perenne émulo pero terminando este muy bien disputado compromiso con marcador 1-0, quedando el global 1-1 y yéndose la definición del pase a la final y de otro clásico costeño más hasta la tanda de penales.
Cobros desde el punto blanco que nunca olvidarán los de Unión
Desde los doce pasos, Edwin Cetré fue quien coló el primer escalón para montar la escalara que a la postre llevó a Junior de Barranquilla a la final, instancia en la que peleará la Copa Colombia 2022 con Millonarios de Bogotá.
Luego, el uruguayo Viera dio una alegría fugaz atajándoselo a Ricardo ‘el Caballo’ Márquez, pero repitiéndose el cobro tras la revisión de Roldán en el VAR por adelantamiento del uruguayo, pateo que esta vez sí fue facturado por el delantero samario.

Terminaron de poner la escalinata Albornoz, Jorge Arias, Carmelo Valencia y Bacca, fusilando el de Puerto Colombia el último cobro y que significó la sepultura de Unión Magdalena en su propio patio.
Pero en el medio de la tanta de ejecuciones hay que resaltar y aplaudir la aparición del siempre bendecido en penales para Junior, el “charrúa” Mario Sebastián Viera, quien enorme bajo los tres postes le atajó su disparo a Juan Pablo Vacca, llevando su valiosa intervención a que las definiciones culminaran 5-3 a favor del equipo de los barranquilleros.

Después de esa tapada, de los cuatro tiros acertados por los jugadores Rojiblancos y del último ajusticiado por Carlos Bacca: a saltar, a celebrar y a cantar a todo pulmón en el gramado de un Sierra Nevada de Santa Marta atestado de hinchas con la camiseta de su Blaugrana y a quienes se les desdibujó la alegría con la que entraron a ver este partido.
Llegaron confiados, generándoles tal sensación el haberle ganado los dos recientes choques al de la Arenosa. Sin embargo, salieron de su escenario deportivo con “caras largas, tristes, amargadas y de pocos amigos” y sintiendo el duro golpe de no solo perderse la posibilidad de jugar una final después de muchas décadas, sino por el hecho de que quien le negó tal dicha fue nada más y nada menos que el club con el que siempre tendrán prohibido perder, su clásico en la Región Caribe, su antagonista en esta y en la otra vida: Junior de Barranquilla.