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Vivi Fluxus y su convivencia con 19 hijos mininos

Conocemos el deber que representa tener una mascota, pero ¿nos hemos imaginado cuidando a casi dos decenas de gatos al mismo tiempo? Pues, Viviana, sí.

Por: Laura Rocco

Viviana Martínez algún día lo soñó, emprendió la tarea y lo logró. La describe como una de las mejores experiencias que le ha brindado la vida.

Vivi Fluxus, como es reconocida en el mundo artístico, es licenciada en Educación Artística, profesional en danza, publicista y diseñadora gráfica. Es una joven mujer que además de dedicarse con pasión a su trabajo, invierte gran parte de su tiempo en la caridad animal. Viviana no tiene hijos, pero comparte con su esposo, Emiro Verbel, el amor por esos seres con los que siente que tiene una conexión especial.

Desde su infancia sintió ese afecto por los animales y de hecho, su primera mascota fue ‘Tito’ el único de tres gatos rescatados que sobrevivió. Vivi, sólo ha tenido gatos durante toda su vida, y aunque afirma tener “feeling” con los perros y haberlos ayudado en varias ocasiones, solo los mininos han entrado a conformar su hogar.

Rescatadora compulsiva

Rescatar es su don, se podría resumir, a partir de la manera tan satisfactoria como lo describe, como una necesidad. Viviana dice ser incapaz de ignorar el sufrimiento de algún animal que se encuentre solo en la calle, no puede esperar a que alguien más lo ayude, por ello, sin dudarlo se dispone a socorrerlos. “Cuando voy manejando siempre estoy pendiente por si hay cualquier animalito que necesite mi ayuda. Aunque sólo he tenido gatos como mascotas, no solo rescato gatos. De hecho, si veo a un perrito acostado por la carretera me devuelvo para asegurarme que esté durmiendo y que no haya sido atropellado. No me importa si llego tarde al trabajo”.

Vivi reside en un conjunto en el que los apartamentos cuentan con patios grandes con vista hacia terrenos no construidos, y es por ese anhelo desaforado de rescatar animales que hoy cuida en su patio a 17 gatos, más 2 que protege dentro de su casa. La mayoría de los mininos no son de raza, algunos han sido rescatados y otros han llegado allí al encontrar agua y alimento.

Una conexión especial

Para Viviana los animales son una parte de ella: “Pienso que en mi vida pasada fui algún animal porque tengo demasiado contacto con ellos, así sea el más asustadizo o bravo, al poco tiempo sienten confianza en mí. Ese es mi talento”.

A la puerta de Viviana llegan entre 4 y 5 gatos al año. Incluso, como los vecinos saben que Vivi sería incapaz de rechazar a un animal los colocan en su puerta para que se haga cargo de ellos.

Por ser tantos, y cada vez más, algunos tienen nombres, pero con otros ya perdió la cuenta y los llama por el rasgo que más los identifque, tales como “manchis” “el monito” “felpita” “pequis” “tricolor” y “lindo”. Los dos gatos que viven dentro de su casa son sus mascotas oficiales: Garu, un minino mestizo y Dasha, de raza persa Himalaya.

El amor de Viviana por los gatos es tan grande que incluso ha llegado a ser mamá canguro durante varios días: “Lo que más quiero es que estén bien y cuando siento que no lo están y no los puedo llevar a otro lugar, veo videos y aprendo a tratarlos y aliviarlos”.

Entre la alimentación y los veterinarios

Para Vivi, comprar concentrado para tantos gatos puede representar una obligación bastante grande y los costos del veterinario cuando un gato se enferma pueden superar los cien mil pesos, más, ella asegura que esos sacrificios los asume con alegría, pues piensa que se devuelven de alguna manera en la vida: “A veces siento que no tengo la facilidad y me siento frustrada, pero me ingenio formas de ayudarlos. Aquí primero comen los gatos que nosotros”.

Aunque estos gastos los asume Viviana con sus propios ingresos, también recibe el apoyo de su esposo y de su mamá, quien vive al otro lado del conjunto y comparte este mismo amor por los animales, e incluso, cuida de 10 gatos en su patio y de 2 más dentro de su casa, todos rescatados. “A veces uno cree no poder ayudar por los gastos económicos que esto implica, como comprar los concentrados, cuidar su salud, llevarlos al veterinario, pero siempre hay una manera de solucionarlo porque ellos son mi prioridad” comenta Viviana.

Dos gatos que le marcaron la vida

Así como tanta compañía de gatos le ha traído felicidad a Viviana, también ha vivido momentos de tristeza. Por ejemplo, con Negrita y Blanquita quienes tenían leucemia; y con Luna y Charlie, dos gatos a los que aún recuerda entre llanto.

Luna fue una gata que al parir cuatro mininos quedó destrozada por dentro y al poco tiempo de alimentarlos murió. Dos días antes de que Luna partiera, Viviana se encontraba en un evento y estaba preocupada al tener en su mente la idea de que debía regresar a casa, cuando lo hizo Luna le dio su último adiós. “Lo que más me duele es recordar que ella se despidió. En la madrugada llegué al apartamento, le pregunté para dónde iba, me miró y vio a la calle. Allí entendí que se tenía que ir”.

A los dos días Viviana la encontró muerta y le quedó claro que aquel encuentro había sido una despedida: “Mi mamá y yo siempre hemos tenido un sentido extra que nos indica que cuando un gato está mal, tú tienes que ir y cuando no vas, se muere”. Por eso, para Vivi, siempre se debe prestar atención a los presentimientos que pueden estar vaticinando un dolor.

El hermanito de Luna también murió y de igual manera Viviana lo presintió: “Lo dejamos en la veterinaria y yo sentí que debía ir por él. Mi esposo me detuvo y al rato me llamaron a decirme que había muerto. A partir de allí, le dejé claro a mi familia que no me volvieran a detener cuando insista en ir a mirar a un gato”.

La muerte de Luna y Charlie aún hace temblar la voz de Viviana, pues siente que quizás si hubiese llegado antes a verlos no se hubiesen ido de su vida: “Tu sientes que debes cerrar el ciclo, con Luna lo cerré porque ella se despidió de mí, pero con el hermano no. Me arrepiento mucho y aún me duele”.

Un mensaje de amor gatuno

En ocasiones Vivi publica las fotos de los gatos en las redes sociales, pero a veces se abstiene de darlos en adopción por el temor de que las personas no les den un buen trato, así que prefiere encargarse de ellos, así sean muchos, para asegurarse de que estén bien. “Otras personas de pronto no saben que adoptar conlleva más que eso, implica aceptar que te vas a hacer responsable de un ser, que tienes que darles espacios adecuados para que se alimenten bien y hagan sus necesidades”.

Para Viviana es importante ayudar a los animales porque considera que son muy inteligentes y sienten igual que cualquier persona: “Ellos siempre transmiten su amor e identifican nuestras tristezas y alegrías, nos brindan compañía, nos agradecen con sus gestos y nos sacan una sonrisa”.

Vivi comparte lo que ha aprendido de los gatos: que son independientes, tiernos e inteligentes. Ellos le han enseñado que son unos seres buenos, capaces de dar afecto en la misma medida en que lo reciben y que les gusta mucho ser amados. Por eso, invita a adoptar pero con conciencia, a sabiendas de su valor. “Siempre hay una mascota al lado de una persona, sea rica o sea pobre, y el que quiere compartir lo hace de corazón”.

Tomado de: Dog Model Bienestar Animal.

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