Aunque el término monumento es de uso común, la Arquidiócesis invita a decir “Lugar de la Reserva”.
En el marco de la Semana Santa, desde la noche del Jueves Santo hasta la mañana del Viernes Santo se vive la tradición católica de visitar los siete “monumentos” en las iglesias.

El protocolo religioso consiste en que tras la misa de la Cena del Señor, se reserva el Santísimo Sacramento en un lugar del templo para la comunión del viernes, día en que no se celebra la eucaristía.

A este espacio llegan los feligreses con el fin de agradecer a Jesús por el don de la eucaristía y del sacerdocio. El fin de esta práctica no es acompañar en dicho lugar al Dios hecho hombre en su pasión y muerte, creencia que se ha extendido, sino, como se mencionó anteriormente, la reserva del sacramento.

Pese a que aún no ha terminado la pandemia, en Barranquilla y el Atlántico los templos tuvieron buena asistencia de feligreses, algunos conservando los protocolos de bioseguridad, otros no.

En medio de las dificultades que ha traído esta emergencia sanitaria al mundo, muchos creyentes viven con fe la Semana Santa, dando gracias por la conservación de la vida y colocando en Dios la esperanza de nuevas bendiciones de la mano de la resurrección de Cristo.

La Arquidiócesis de Barranquilla compartió un resumen de cómo se vivió el Jueves Santo en las parroquias del Atlántico.
La visión de la Arquidiócesis de Barranquilla sobre la palabra “monumento”
Aunque tradicionalmente se le ha llamado “monumento” al homenaje que se rinde desde el jueves Santo, la Arquidiócesis de Barranquilla recordó que este término se debe evitar.

“Hoy debemos evitar el nombre de “monumento” pues este significa sepulcro y todavía el Señor no ha muerto. Se prepara un lugar para conservar el Pan Eucarístico destinado para el viernes de la pasión del Señor al que llamamos Lugar de la Reserva“, señaló el pasado jueves.

La misma anotación se resalta en el Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia: “En el lugar de la reserva hay que evitar el término “sepulcro” (“monumento”), y en su disposición no se le debe dar la forma de una sepultura; el sagrario no puede tener la forma de un sepulcro o urna funeraria“.