La víctima mortal colisionó con la parte trasera de un camión. El accidente ocurrió entre los municipios de Campo de la Cruz y Ponedera.
La madrugada de este sábado 25 de octubre se tiñó de luto en la vía Oriental, entre el municipio de Campo de la Cruz y el corregimiento de Santa Rita, jurisdicción de Ponedera, donde un fatal accidente de tránsito apagó la vida de Manuel Corpecero, el conductor de un furgón cuya historia terminó abruptamente en el kilómetro 11.
Eran las 4:10 a. m., cuando el silencio de la madrugada fue roto por un estruendo que aún resuena en los corazones de quienes transitan por la mencionada carretera.
Manuel, al volante de un furgón de placas WGA-943, avanzaba en dirección Calamar-Barranquilla. La carretera, conocida por sus retos y su constante flujo de vehículos pesados, parecía tranquila, pero el destino tenía otros planes. En ese mismo tramo, un camión Renault de placas TPL-080 permanecía detenido, inmóvil en la penumbra, debido a un cierre temporal de la vía provocado por un accidente previo: el volcamiento que había alterado la normalidad del trayecto.
El conductor del camión, testigo involuntario de la tragedia, relató a las autoridades un momento que difícilmente olvidará. “De repente, escuché un impacto tremendo en la parte trasera. Salí rápido y vi el furgón estrellado contra mi vehículo”, narró con voz entrecortada. Al acercarse, confirmó lo peor: Manuel Corpecero, atrapado entre los hierros retorcidos de su cabina, había fallecido al instante. La fuerza del choque no le dio oportunidad alguna.
La Policía del Atlántico, que acudió al lugar para atender la emergencia, señaló una posible causa: un microsueño. Esas fracciones de segundo en las que el cansancio vence al conductor, un peligro silencioso que acecha en las madrugadas. Sin embargo, las autoridades no descartan otras hipótesis, por ende, las unidades de Tránsito de la Policía ya trabajan en una investigación minuciosa para esclarecer los hechos. ¿Fue solo el agotamiento? ¿Pudo evitarse esta tragedia? Las respuestas aún están en el aire.
La vía Oriental, testigo de innumerables historias de viajeros y transportadores, se convirtió esta madrugada en el escenario de un drama que deja una familia rota y una comunidad consternada. Manuel Corpecero, cuyo nombre ahora resuena en los reportes policiales, era más que una víctima de las estadísticas viales; era un hombre que, como tantos, recorría estas carreteras para ganarse la vida.
Mientras las autoridades avanzan en las pesquisas, el kilómetro 11 permanece como un recordatorio sombrío de la fragilidad de la vida en la carretera. La tragedia de Manuel invita a la reflexión de que un instante de descuido, un segundo de sueño, puede cambiarlo todo. Hoy, el Atlántico despide a uno de los suyos, y la vía Oriental, en medio de los sonidos de motores, espera que historias como esta no se repitan.
