Para el entrenador venezolano, además de que fracasó al no llevar a la final al Junior, también jugó en su contra el paupérrimo fútbol que expone el equipo.
Por: Iván Peña Ropaín.
De la penosa presentación del Junior de Barranquilla en su cuadrangular A de las semifinales de la Liga Betplay-I, quedando eliminado faltando dos fechas para concluir y jugando un fútbol pobre que ha sido su símil en el último tiempo, son autores tanto jugadores como cuerpo técnico, pero también las directivas.
La noche del miércoles anterior, en el estadio Atanasio Girardot, el conjunto barranquillero cayó 1-0 ante Medellín en el juego por la fecha 4 en su grupo y le fue inhibido de manera anticipada la opción de aspirar a la final.
Uno de los culpables de este descalabro, el técnico César Farías, entre las varias cosas que dijo en rueda de prensa le hizo el quite al interrogante relacionado con que su continuidad ya estaba “liquidada” ante esta eliminación, respondiendo con frialdad:
“Tengo contrato, trabajo, me levanto todos los días con las mismas ganas. Gane, empate o pierda, siempre estoy ahí, trabajando, no sé otra manera, y es a lo que estoy acostumbrado. Mañana me pararé con la misma iniciativa de tratar de ganar el partido del domingo contra América de Cali y tratar de poder cerrar de la mejor manera porque nosotros no nos podemos entregar, no nos entregamos en ninguno de los cuatro partidos, no nos sonrió el resultado, nos golpearon los resultados de los tres primeros partidos y los errores arbitrales”.