“Nos exigen ser perfectas, ser excelente esposa, madre, profesional, ama de casa, vernos con el peso ideal, no envejecer y nunca estar mal arregladas. De solo escribirlo me siento agotada”.
De las cosas más difíciles que me ha tocado vivir, sin duda alguna, es haber nacido mujer. Amo que cada vez más mujeres levanten sus manos para enseñar al mundo que no tenemos que ser ni hacer todo perfecto.
Vi un video de Valerie Dominguez donde habla sobre el tema. Por fin, una mujer que en sus redes se ve perfecta, levantó su voz para decirnos que tiene nuestro mismo sentir. Escribo estas letras porque quiero unirme al grito desesperado de quienes deseamos hacer una revolución con respecto a lo que se nos exige en nuestra cultura, en los roles que desempeñamos. Dejaré por fuera, en esta oportunidad, todos los abusos por los que debemos pasar por el simple hecho de haber nacido con ovarios.
A las mujeres nos exigen ser perfectas en todo los papeles que desempeñamos; ser excelente esposa, madre, profesional, ama de casa, con reputación intachable. Tener buenos modales, hablar bien, vernos con el peso ideal, estar saludables, no envejecer y nunca estar mal arregladas. Dios de mi vida, de sólo escribirlo me siento agotada.
Somos humanos, igual que todos. Nos quieren ver como el sexo débil y tenemos más cargas, no solo físicas sino mentales, porque nos sacan de la casa a desempeñar labores no domésticas sin quitarnos la responsabilidad del hogar.
Ahora, no me quejo porque trabajo, tengo vida de esposa y de madre. El llamado es a que las responsabilidades dentro de la sociedad sean compartidas y que se nos permita fallar o faltar, sin ser señaladas como malas mujeres, en alguno de los roles que ejecutamos.
Bien lo decía Valerie, “deben bajarle un montón a las expectativas”. No pretendan que trabajemos como si no tuviéramos hijos, o que cuidemos hijos, hagamos tareas y todo esté perfecto, como si solo nos dedicáramos a ser madres.
Nos exigen estar impecables, como si tuviéramos siempre tiempo de ir a la peluquería para arreglarnos, y ni hablar del peso corporal y las idas al GYM, que en mi caso, el tiempo para ir se reduce a las 6 horas que puedo dormir cada día.
Quiero ser una mujer que disfruta serlo, que se me permita errar y no ser juzgada por fallar, que no sea mal vista porque un día no quise hablar con los niños luego de llegar del trabajo, que si le toca viajar por asuntos laborales, no sea señalada por abandonar a mis hijos y el hogar. Que si quiero espacio a solas o en pareja, para darle respiro al día a día, pueda tenerlo sin culpas.
No sé cuantas se identificarán conmigo, siempre he pensado que es una bendición ser mujer, pero Dios, que agotador es tener que lidiar con todo lo que nos corresponde.
P. D.: Feliz día para todas las que a diario hacemos nuestras propias revoluciones y al mismo tiempo, no dejamos de enseñarle a nuestras hijas que su valor como mujer está muy por encima de los estereotipos y prejuicios sociales.
Por: Catarsis, El Blog de la Queen.
