Los hechos ocurrieron a finales de 2022, el agresor aceptó cargos por feminicidio agravado en grado de tentativa y el proceso en su contra aún continúa.
Hace cinco meses, el 15 de noviembre de 2022, Milena Altamar Ojeda fue atacada con arma blanca por su expareja Jesús Salvador Tovar García en medio de una audiencia de conciliación que se desarrollaba en la Casa de Justicia del barrio La Paz de Barranquilla, justo cuando la jueza tomaba la decisión para evitar que el hombre se le acercara.
En entrevista con Alexander Ojito, reportero urbano de Impacto News, Altamar, de 34 años de edad, recordó los difíciles episodios vividos al lado del hombre y contó cómo ha sido su vida desde aquella tentativa de feminicidio, delito que el hombre aceptó haber cometido luego de la imputación de cargos de un fiscal ante un juez de control de garantías.

Ese día de noviembre la víctima, quien se desempeñaba como estilista, llegó a la audiencia, el hombre se sentó al lado de ella, al rato pidió permiso para ir al baño y, al regresar, antes de que la jueza tomara la decisión final del caso, comenzó a apuñalar en el pecho a su expareja.
La jueza salió del lugar y Altamar Ojeda intentó huir, pero se enredó, cayó y esto fue aprovechado por el agresor para ocasionarle más heridas en distintas partes del cuerpo, dejándola inconsciente.

Cuando Milena empezó a reaccionar escuchó gritos, a una mujer orando por ella y a otras personas diciendo que estaba viva. La víctima fue llevada al Camino La Manga, pero debido a la gravedad de las heridas tuvo que ser trasladada al Hospital de Barranquilla, mientras su agresor, con quien solo duró cuatro meses de relación, fue desarmado y capturado.
“Mi vida ha cambiado mucho desde eso, yo era una mujer trabajadora y alegre, ahora no”, contó Altamar, a quien le amputaron la pierna derecha, en la cual sufrió heridas profundas, y quien perdió gran parte de la movilidad en su brazo izquierdo. También, el agresor le arrancó parte del cuero cabelludo.

Una amenaza que llevó a Milena a decir “No más”
“Al principio Jesús me trataba bien, después, con el pasar de los días él se fue poniendo agresivo, me trataba mal de palabras, me regañaba delante de los niños, yo vivía con él en La Playa, nunca le dije a mis padres lo que sucedía”, recordó Milena, madre de tres hijos, quien ahora vive con sus padres y necesita su asistencia para hacer tareas básicas.
El hombre sufría celos enfermizos, no la dejaba tener redes sociales y la amenazaba de muerte constantemente. Una de las discusiones que llevó a la mujer a ponerle fin a su relación con Jesús, se registró en vía pública, un día en que el sujeto amenazó con hacerle daño al llegar a su casa. Así lo relató:
“Él me dijo: ‘vamos para la casa, allá me la vas a pagar’, él siempre salía armado con algo en el bolsillo, ya íbamos para la casa y teníamos que pasar por el CAI, yo le dije al niño que saliera corriendo para el CAI y así Jesús lo llamara no volteara y que allá dijera todo lo que pudiera decir, él lo hizo así”.
De manera astuta, Milena convenció a su victimario de que fueran a perseguir al niño: “Yo le dije: ‘Jesús, mira que el niño se fue, le puede pasar algo porque está nervioso por lo que tú me dijiste’, cogimos para allá, llegamos al CAI, el niño estaba llorando y la niña estaba nerviosa, los policías le preguntaron qué pasaba y mi hijo dijo: ‘Él le iba a hacer algo a mi mamá, la amenazó’“.
El policía le preguntó a la mujer si era cierto lo que decía el menor y ella le dio a entender con la mirada que no podía responder eso porque Jesús tenía en sus manos a otro de sus hijos. “El Policía como que entendió, lo que hizo fue coger al niño, quitárselo de las manos y entregármelo a mí, él me echó hacia un lado y yo le dije que Jesús me maltrataba y que me amenazó, entonces el policía nos protegió, le dijo que se alejara, le pidió los datos y le advirtió que si nos pasaba algo él iba a ser el culpable, nos tuvieron en el CAI, nos llevaron a un Paso en La Playa, ahí a los niños los valoraron y nos trasladaron al Camino El Bosque”.
Esta historia tuvo un desenlace con muchas secuelas de por vida para la víctima quien, a pesar de todo, agradece a Dios estar viva, como lo contó en medio de la entrevista con Alexander Ojito: “Yo le doy muchas gracias a Dios, porque nadie sobrevive a algo como lo que me pasó, hay personas que se mueren con una sola puñalada y yo que tengo más de veinte y sobreviví a eso, soy un milagro de Dios”.
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