Revista Semana reveló que el asesinato del primo del padrastro del niño en Cali, guarda relación con el trasfondo oscuro donde sobresale el nombre de un capo conocido como ‘Diego Rastrojo’.
Detalles oscuros y turbios ha revelado la Revista Semana sobre el trasfondo del secuestro del niño Lyan José Hortúa Bonilla en el corregimiento de Potrerito, en el municipio de Jamundí, Valle del Cauca, el pasado 3 de mayo y cuya liberación se dio este 21 de mayo, es decir, 18 días después.
El medio de comunicación señaló que fuentes judiciales detallaron, tras las investigaciones preliminares, que el hecho delictivo guarda relación con una deuda entre narcotraficantes, donde la madre y el padrastro del menor toman relevancia, pese a que han manifestado reiteradamente que son comerciantes.
Esto explicaría por qué las autoridades no intervinieron y los motivos que llevaron al secuestro de Lyan, un menor inocente envuelto en las redes de los criminales que, al parecer, perseguían a sus padres.
Según Semana, las disidencias del frente Jaime Martínez entraron a la vivienda donde se encontraba el niño de 11 años y sus padres, bajo las órdenes de un capo conocido como ‘Diego Rastrojo’, a quien presuntamente la familia de Lyan le adeudaba una millonaria suma de dinero.

Explicaron que el objetivo de los hombres armados que irrumpieron la noche de ese 3 de mayo era secuestrar a Jorsuar Suárez, el padrastro de Lyan; o en su defecto a la mamá, Angie Bonilla. Sin embargo, en medio de la confusión se llevaron al niño consigo.
Agregaron que la madre del menor estaría ligada a otro mafioso conocido como José Hortúa Blandón, alias Mascota o Mochacabezas, quien era el padre biológico de Lyan, era el heredero de Diego Rastrojo y fue asesinado en 2013, en Cali.
Fuentes de la Policía le narraron a Semana el origen de la rencilla que habría desembocado en el secuestro de Lyan. El papá del niño (alias Mascota) habría puesto propiedades y dinero a nombre de la mamá, Angie Bonilla, y Diego Rastrojo las quería de vuelta.

Al parecer, la deuda de la familia de Lyan con alias Diego Rastrojo rondaría los 37 mil millones de pesos, pero el padrastro y la madre acordaron un pago de aproximadamente $4.000 millones por la liberación del menor.
En ese asunto entró a jugar un papel fundamental Antonio Cuadros, primo del padrastro de Lyan, quien fue el que efectuó el pago de los $4.000 millones por la liberación, sin saber que un día después, este 22 de mayo, criminales acabarían con su vida dentro de un local comercial ubicado en la carrera 23 con calle 9F, barrio Bretaña, en Cali.
Las primeras informaciones apuntan a que el crimen de Cuadros estaría ligado a la operación del pago del dinero, desconociendo con exactitud los motivos concretos, hechos que son investigados por las autoridades de Policía.
La versión de la familia de Lyan es que siempre se sintió abandonada por parte de las autoridades y que, agobiados por la desesperación por tener a Lyan en peligro, habían decidido pagar. Sin embargo, este caso habría dado un giro inesperado con el homicidio del primo del padrastro del infante y daría cuenta de un trasfondo más oscuro de lo imaginado.
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