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“Se fue sin pedirme la bendición”: madre de menor que murió por inmersión en Puerto Colombia

Según la Oficina de Gestión del Riesgo, aunque al adolescente y a otros jóvenes les indicaron que debían salir del mar, ellos “hicieron caso omiso”.

A Hilda Rodelo le cuesta asimilar que su hijo Mateo de Jesús Avendaño Rodelo, de apenas 17 años de edad, perdió la vida mientras se bañaba con unos amigos en una playa de Puerto Colombia, Atlántico, el pasado miércoles 24 de enero.

Cuando ocurrió la emergencia se pusieron al frente salvavidas, la Oficina de Gestión del Riesgo de Desastres, Defensa Civil, el escuadrón de Policía de Rescate y pescadores, quienes buscaron hasta la noche del miércoles y reanudaron la búsqueda en la mañana de este jueves, encontrando el cuerpo sin vida del adolescente.

Momentos antes del hecho trágico, Mateo se encontraba en su vivienda en el barrio Paraíso de Barranquilla, desde donde salió con varios amigos. Así lo contó su madre: “Estaba compartiendo con unos amigos en casa, de un momento al otro salieron a la peluquería, estuvieron allí un rato, volvió, almorzó y se acostó, sus dos compañeritos con los que estaba, una niña y su amiguito José Pozo se habían quedado en la peluquería, cuando terminaron el servicio ahí volvieron a casa a buscarlo, pero él se había ido a hacer la siesta”.

Pese a que estaba durmiendo, el joven se levantó tras ser solicitado por sus amigos: “Como que lo llamaron por celular, él se levantó, yo estaba sentada en el sofá, le pregunté que para donde iba, no me dijo nada, pensé que estaba en la puerta de la casa porque siempre se sentaba allá abajo, yo vivo arriba en un segundo piso, le escuché la voz hasta cierto tiempo, después no lo escuché nada y pensé que se habían ido para la casa de Pozo, porque siempre se reunían allá a jugar Nintendo, jugar Play, y no me contestó, no me dijo nada, no sentí angustia ni nada porque estaba entre amigos, niños de la Pastoral Juvenil”.

Mateo y su progenitora

Las cosas no fueron como Hilda lo creyó y su hijo tomó un rumbo distinto: “Se habían ido para donde otra niña, allá recibieron una llamada de otra de las integrantes del grupo, ella les dijo que qué estaban haciendo, les dijo que la acompañaran a la Uniatlántico para inscribirse al programa de Inglés, ellos se fueron seis en el carro del novio de una de las chicas, cuando hicieron la inscripción decidieron llegar al Castillo de Salgar, pero estaba cerrado y como no lo encontraron abierto decidieron seguir para el faro, estando allá empezaron a caminar toda la playa desde Pradomar hasta el Malecón del Faro”.

Ya en el sitio, los jóvenes decidieron pasar un momento divertido en el mar sin imaginar las consecuencias. Rodelo contó, de acuerdo con lo que le informaron: “Estando allá se emocionaron y decidieron bañarse a las 5:30 p. m., él era un niño pudoroso que no se quitaba la ropa delante de mí ni delante de su papá y se quitó la ropa, sus zapatos los guardaron en el baúl del carro y los tres se metieron al mar a bañarse en bóxer, al rato como que se dieron cuenta que el mar se los iba llevando, ellos empezaron con una risa nerviosa, empezaron a luchar, uno agarraba al otro, como pudieron José y Julián lograron agarrarse con una piedra, pero mateo no encontró dónde“.

Desafortunadamente, Mateo terminó siendo arrastrado por la corriente. Su madre relató: “Se fue en un hueco, ahí llegó una ola muy fuerte, una corriente que lo llevó a mar abierto, los salvavidas se tiraron, empezaron a recorrer el perímetro desde el Malecón del Faro hasta donde los pescadores y el cuerpo de rescatistas encontraron el cuerpo, por el Manglar de los Pescadores”.

Cabe destacar que, según el informe de la Oficina de Gestión del Riesgo, dado que los jóvenes llegaron pasadas las 4:00 p. m. hora en que se cierra el ingreso de bañistas a la playa, les fue advertido que se salieran del mar, no obstante, ellos “hicieron caso omiso”.

La mujer piensa en todas las cosas que pasaron antes de la tragedia en la que perdió a su hijo único, las cuales no eran habituales, como que él se fuera de la vivienda sin decirle a dónde iba y sin pedirle la bendición:

“Era estudiante de 11 grado del colegio Inedissa, él jamás salía sin pedir la bendición, si se iba y se le olvidaba se devolvía, así fuera para el colegio o para donde sea, ayer le dije que para dónde iba y no me respondió, no me dijo nada, iba con una cara seria y no me pidió la bendición, él cerró, le puso candado a la reja y no subió, yo no bajé a preguntarle para donde iba”.

Informe: Alexander Ojito – El Ojo de la Calle

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