Este evento histórico fue organizado por Carnaval de la 44 como un llamado al Gobierno y a la Unesco para preservar la tradición.
Por: Laura Rocco
La reina no debe morir y no es suficiente con recordar mediante homenajes lo grande que ha sido, ni darle protagonismo por temporadas, es necesario vivirla, enseñarla y plasmarla en los corazones de las nuevas generaciones, pero ¿de qué reina hablo?: ¡de su majestad, la cumbia!

Emergiendo de estas razones nació la idea de hacer el sábado 25 de noviembre “la rueda de cumbia más grande del mundo” en la Plaza de la Paz (Barranquilla), en el marco de la celebración de los 20 años del Carnaval como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, donde muchas voces gritaron “güepajé“.
No quise simplemente cubrir el evento desde mi papel como periodista, sino conformar la rueda y hacer parte de los danzantes que con esta idea buscaron ser escuchados para que el Gobierno nacional y la Unesco velen más por la preservación de la cumbia, que además es patrimonio cultural de los colombianos, y de otras manifestaciones folclóricas propias de la fiesta.
Y es que quizás son fuertes para algunos, pero contundentes, las palabras que dijo Édgar Blanco Acevedo, director de Carnaval de la 44, quien junto con Fayfa y Fundecumbia convocó a la rueda de cumbia alrededor de la bailadora más grande hecha con material reciclado, realizada por estudiantes del departamento, bajo la guía del artista visual Eduardo Butrón y con el apoyo de la Gobernación del Atlántico:
“En el marco de los 20 años de la declaratoria de la Unesco, independiente de que muchas organizaciones están celebrando con pitos, flautas y entregando medallas a quienes hicieron el texto e investigaron, nosotros tenemos cierta discrepancia con esa celebración porque hemos visto que han pasado 20 años y ¿qué han visto los portadores del patrimonio? No han visto a la Unesco, algunas organizaciones utilizan el logo simplemente, pero no hemos visto que la Unesco haya apoyado un proyecto de los que se incluyeron en el dosier”.
Por ello, a través de la rueda de cumbia, Carnaval de la 44 quiso llamar la atención con el fin de que se ejerza una política pública para la salvaguarda del patrimonio inmaterial de la humanidad. Blanco Acevedo contó:
“Empezamos con la cumbia que es la madre del patrimonio con esta rueda gigante, no lo gigante por la cantidad de cumbiamberos, sino por la grandeza de la persona que baila la cumbia que es el portador del patrimonio, en enero tendremos el cabildo de congo más grande en la ventana al mundo, después la parada de disfraces más grandes y así vamos a ir con las manifestaciones patrimoniales para dimensionar la grandeza del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad”.

Más allá de crear polémica o hacer una protesta, este es un grito a favor de nuestra cultura y tradición. El director de Carnaval de la 44 explicó: “No es como una protesta, sino un llamado de atención para que nos pellizquemos porque si miramos las estadísticas, que realizamos una investigación, en estos 20 años han desaparecido más de 30 grupos folclóricos tradicionales y se han incrementado en un 200% comparsas alegóricas a otros países, entonces, ¿dónde está la mano del Ministerio? ¿Dónde están las de las autoridades para preservar nuestras tradiciones? Y que no pase como ha pasado en muchos países en Europa donde nació el carnaval que ya no hay porque la globalización y modernización acabaron con eso“.

La rueda de cumbia fue una muestra para que todo el mundo se enterare de que este patrimonio sigue vivo y merece, en el marco de la 32ª Convención de la Unesco, que sea apoyado. “Nosotros tenemos un promedio de 32 cumbiambas, en la vía 40 un promedio de 40, hace 30 años había más de 110. En la medida en que desaparece un grupo folclórico patrimonial nacen 10 o 15 comparsas, que hacen parte del espectáculo y aquí cabemos todos, pero ya los niños no quieren bailar lo nuestro”.
Finalmente, Blanco advirtió: “Estamos en riesgo de que salga una cumbia infantil, vamos a enterrar una cumbiamba patrimonial porque los niños ya no quieren bailar cumbia. Necesitamos que en las escuelas, colegios y en toda la sociedad se irradie y conozca el patrimonio y que los niños puedan ingresar a los grupos patrimoniales y aprender datos interesantes de ellos, como en el caso de la rueda de cumbia que se baila en círculo, contrario a las manecillas del reloj. En la manera en que los niños y jóvenes conozcan el patrimonio lo van a defender y a participar en él“.





