El guía canino lo acogió durante seis años como su compañero de inspección.
Luego de conocerse el fallecimiento del soldado profesional Andrés Vargas, guía canino del Ejército Nacional, por complicaciones en uno de sus pulmones, familiares procedieron a realizar el proceso de sepultura, con la presencia de allegados y miembros de la institución.
Junto al ataúd estaba Rocki, un labrador chocolate que no solo era su co-equipero, sino que se convirtió en miembro de la familia del soldado durante seis años, tras incontables jornadas de inspecciones, hallazgos e incautación de sustancias psicoactivas, en el cantón militar de San José del Guaviare.
Al confirmarse la muerte del militar, el canino se mostró decaído y con falta de apetito, por lo que decidieron trasladarlo hacia Villavicencio, Meta, para darle el último adiós a su gran amigo. A su llegada a la sala de la funeraria donde se encontraba el cuerpo de Vargas, Rocki permaneció junto al ataúd durante el tiempo de velación.
Luego, Rocki fue llevado hasta el cementerio y se acercó al féretro para despedirse del hombre, que además de entrenarlo como uno de los mejores caninos de la unidad, le brindó la incondicionalidad de su cariño.
A Rocki le falta un mes para pensionarse, la Institución espera que los familiares de Vargas lo adopten y así preservar uno de los mejores recuerdos del militar.