El arquero uruguayo es de lo poco rescatable que tiene actualmente el cuadro ‘currambero’, que en este inicio de 2025 sigue mostrando un fútbol misérrimo y sin brújula.
Por: Iván Peña Ropaín.
Dicen aquellos conocedores del fútbol, que para formar un equipo compacto se requerirá siempre como primer plan contar con un excelente arquero, puesto que un once titular se debe armar idóneamente de atrás hacia adelante. Y con tal característica cuenta en estos momentos Junior de Barranquilla con el uruguayo Santiago Mele.
El arquero de 27 años, desde que se puso la casaca del cuadro ‘currambero’, un 28 de junio de 2023, se ha convertido en pieza clave del equipo, tanto que en el primer torneo disputado se consagró campeón, la estrella 10 frente al Independiente Medellín y atajando un penalti en la definición desde los doce pasos.
En ese Clausura 2023 igualmente fue vital en partidos del “todos contra todos” y en los cuadrangulares semifinales, mostrando su valía de una, la que lo puso en corto tiempo en el radar de grandes sudamericanos, entre ellos Boca Juniors de Argentina.
Bonito todo, que el Rojiblanco cuente con una prenda de garantía bajo los tres postes, pero si tocamos el aspecto negativo, esto dice que el complemento del elenco barranquillero está flojo, produciendo ello que en el aspecto ofensivo no se cuente con la efectividad a la que debe apelar un club grande como lo es Junior y que en el defensivo le lleguen mucho a su golero.
Tal situación le ha costado partidos al Tiburón, porque si bien el cancerbero “charrúa” efectúa entre cuatro a cinco salvadas por compromiso, no todas las embestidas a su pórtico las puede atajar y es ahí cuando se empiezan a esfumar las oportunidades de triunfo.
