Pese a que la penalidad no interfiere los derechos laborales, su dilema está en lo que decida su equipo Boca y de si otro club desee contratarlo.
Por: Iván Peña Ropaín.
Tal como se tenía previsto para este viernes 2 de junio, la jueza Claudia Dávalos, desde el estrado mayor del Juzgado Correccional 2 de la localidad de Lomas de Zamora, en la provincia de Buenos Aires, leyó el veredicto, que terminó al final en condenatorio, en contra del jugador colombiano Sebastián Villa Cano, el cual lo señala de culpable de los delitos de lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género y amenazas coactivas contra la también colombiana Daniela Cortés, quien fuera su expareja sentimental y quien fue la que lo denunció.
“Condenar a Villa Cano a la pena de 2 años y un mes de prisión por ser autor de lesiones leves agravadas y por mediar violencia de género y amenazas coactivas.”, dice la lectura de la sentencia proferida por la togada Dávalos, descartándose de tajo los seis años que vaticinaban para él muchos en Argentina.
Este proceso judicial, iniciado en forma el 17 de abril pasado, abordaba los hechos ocurridos el 27 de abril de 2020 y los que se relacionan con una fuerte pelea entre Villa y Cortés, que incluyó gritos y amenazas, aunque la mujer dijo haber sido objeto de maltrato físico y psicológico en numerosas ocasiones entre los años 2018 (en Colombia) y 2020 (en territorio “gaucho”). La mujer había subido a sus redes sociales, a los minutos posteriores de lo sucedido, fotos y videos en los que evidenciaba los golpes sufridos a manos del actual jugador de Boca Juniors.
Tal condena se produjo, luego de la última audiencia, adelantada el pasado 30 de mayo y en la que el futbolista paisa se había declarado inocente de toda acusación que hizo su excompañera sentimental, con quien se había ido a vivir a Buenos Aires, una vez fue transferido del Deportes Tolima al club Xeneinze.
Se debe anotar que esta sentencia determina que Villa debe presentarse a las autoridades cada dos meses, prohibiéndosele tener contacto con la víctima de este caso, además de que no puede consumir drogas ni beber alcohol y debe tomar una terapia psicosocial.
Es decir, el deportista, de 27 años, no irá preso, pero queda sometido a una serie de reglas, aguardando ahora por la decisión que tome en las próximas horas Boca Juniors sobre su continuidad en una de las más importantes instituciones de fútbol en esa nación y en el mundo. Igualmente, se manifiesta que como primera medida, por haber sido hallado culpable, el conjunto boquense no lo convocaría para los próximos partidos del resto de la temporada, y que estaría analizando sacarlo del club.
¿Por qué no irá a la cárcel Villa?
La razón por la que Villa no pagará una condena intramural se debe a que, de acuerdo a las leyes de ese país, se trata de una condena menor a los tres años, pero dejando en suspenso el que sea enviado tras las rejas de violar alguna de las advertencias que le impusieron.
El jugador y su abogado tienen ahora 20 días para apelar el fallo, lo que se dice no dudarán en presentar al reiterarse inocencia e indicar que todos fueron testimonios falsos por parte de Daniela Cortés.
¿Y su futuro futbolístico?
Aunque se asegura que podrá seguir ejerciendo su carrera como futbolista profesional, debido a que la condena no le inhabilita sus derechos laborales, se podría ver dificultada la carrera que lleva, primero, por la decisión que tome Boca de despedirlo, y segundo, por si algún club no se anime a ficharlo por el antecedente judicial que reviste y por otro que carga en sus espaldas y que es de mayor grosor.
Su otro proceso
Sebastián Villa, natural del municipio antioqueño de Bello, ya culminado este proceso y dependiendo también a lo que se resuelva en su apelación (de darse), deberá afrontar otro juicio que contiene matices más delicadas: la acusación por abuso sexual con acceso carnal violento cometido, al parecer, en contra de una joven argentina.
Esta denuncia nació por parte de la propia afectada en mayo de 2022, quien dijo haber sido violada por Villa en junio de 2021.
