Un Rappitendero, cuya identidad no quiso que fuera revelada, decidió contar a Impacto News el calvario que vive y el porqué de la reciente protesta en la sede de Rappi, ubicada en la carrera 51B con calle 82.
En las últimas horas, más de 400 Rappitenderos se tomaron las calles de Barranquilla para protestar de manera pacífica por las condiciones laborales a que son sometidos y las múltiples inconformidades que tienen por su retribución económica.
El relato
“Soy licenciado en Educación Física y entrenador de fútbol para niños, pero por la crisis económica y por la pandemia del Coronavirus, tomé la decisión de ser domiciliario. Desde hace un mes y dos semanas trabajo con Rappi, soy nuevo.
Tengo un niña de 5 meses de nacida y 1 niño de 3 años, a los cuales debo darles sustento diario. Lamentablemente, mi trabajo formal está parado porque es con niños y el aislamiento obligatorio no lo permite. No puedo dar las clases de forma virtual porque mi escuela está ubicada en el sur de la ciudad y la conectividad a internet es deficiente.
“Empiezo mi relato con esta imagen”.
Para iniciar, quiero expresar que esta maleta de Rappi tiene un costo de $130.000, es un pago que debemos hacer para poder ser habilitados en la aplicación.
Cuando eres nuevo, Rappi abre por 2 días las zonas de domicilios, para uno poder recibir pedidos en el norte de Barranquilla.
En un principio, me fue bien, pero últimamente, las cosas con Rappi han ido decayendo.
¿Por qué nos sentimos inconformes los Rappitenderos?
Para poder trabajar con la aplicación, Rappi debe abrirnos las zonas de cubrimiento de domicilios, acceso posible si uno cumple 600.000 u 800.000 puntos mensuales, una cifra casi que imposible de cumplir.
Como se pueden dar cuenta, en mi cuenta todas las zonas están cerradas porque no he alcanzado el puntaje necesario.
Los mayores puntajes se logran con domicilios hechos desde los almacenes de cadena. Hacer uno desde el Éxito, Carulla o Farmatodo otorga 1.200 puntos, mientras que de una casa a otra solo conceden entre 200 a 600 puntos.
Muy pocos son los privilegiados, quienes a pesar de no tener el puntaje, Rappi les obsequia 400.000 puntos para completar los 800.000 y así poder trabajar de lunes a jueves, incluso, los fines de semana, que son los mejores días.
Para defenderme, me toca salir a trabajar desde las 6:30 a.m. hasta las 9 de la mañana, hora en que Rappi cierra todas las zonas a quienes no hemos cumplido el puntaje. En esas dos horas y media, produzco algo, gracias a los domicilios que salen de La Tiendecita, Narcobollo y otros desayunaderos. El resto del día me dedico a vender pasteles para obtener ingresos.
Hasta hace poco, Rappi abría los fines de semana todas las zonas sin exigir el cumplimiento del elevado puntaje. Un sábado me hacía $70.000, $80.000, el domingo podía hacerme $100.000, $120.000 o $130.000.
Pero en estos días de cuarentena, nos exigen cumplir los 800.000 puntos; una gran mayoría nos hemos quedado sin poder trabajar, y por eso, fue nuestra huelga y protesta el pasado sábado en la sede de Rappi.
Es algo injusto, deberían dejarnos trabajar, por lo menos, sábados y domingos.
El día de la protesta, regresé a mi casa con sólo $3.000 en el bolsillo.
La inseguridad
Hay pedidos, que por ejemplo, salen del centro comercial Portal del Prado, y lo envían a uno a barrios muy peligrosos de Barranquilla donde hay mucha inseguridad.
La verdad, da pánico entrar a un barrio que uno no conozca y sea reconocido como peligroso. Uno entra en moto, con celular en las manos. Hace un dia, le robaron una motocicleta a un Rappitendero en la Terminal de Transportes de Barranquilla y he conocido compañeros que les han robado sus bicicletas.
Entre semana, dejaban abiertas las zonas hasta el Portal del Prado; ahora, nos obligan a bajar hasta barrios del sur sin ninguna protección, lugares donde roban motos todos los días. Nosotros somos padres de familia, mantenemos nuestros hogares y nos sentimos indignados porque no nos brindan seguridad, exponemos nuestras vidas, y eso, Rappi no lo valora.
Nos sentimos perjudicados, si algo nos llega a pasar, nosotros debemos solucionar y todo debe salir de nuestros bolsillos.
Los pagos por domicilios
Rappi le cobra al cliente $20.000 por domicilio, en algunas ocasiones, $12.000 o $13.000, y cómo les parece, la ganancia de uno es de $2.000 o $3.000.
Al hacer domicilios, nos mojamos bajo la lluvia, le cumplimos al cliente al llevarle sus productos; Rappi se queda con el mayor porcentaje del pago y nos dan un valor muy bajo, es injusto.
Por cada 4.7 kilómetros, Rappi nos da solamente $4.000, $3.000. Hay domicilios que pasan de 7.4 kms y sólo nos dan $3.300.
Por ejemplo, estoy ubicado en la calle 79 con carrera 51B, Rappi me hace ir hasta Villa Campestre en Puerto Colombia, al cliente le cobran $20.000 o $30.000, a uno solo le pagan $3.300.
Ayer, mientras llovía en Barranquilla, estaba parqueado en el centro comercial Panorama, en la calle 30 con carrera 8; salían pedidos por los que querían pagar solamente $2.200, $2.700, un precio injusto mientras hay que recorrer de 2 a 3 kilómetros.
Si uno sale a trabajar con Rappi, todo es por cuenta de uno, no se firma contrato, uno se registra en una aplicación llamada Rappitendero o Soy Rappi y uno es el que toma la decisión, pero si ocurre algún accidente ellos no responden por nada.
En este momento, mi motocicleta es el único medio para buscar el sustento de mi bebé recién nacida, mi hijo y mi hogar. No es justo la forma como Rappi se porta con nosotros. Por favor, déjennos trabajar”.