Las regiones en las que el servicio se agotó son principalmente las del Eje Cafetero, Valle del Cauca y Cauca.
Ante la suspensión del servicio del gas natural, ciudades como Manizales, Pereira, Armenia y Cali han sido las que más reportes de afectados han registrado, tanto en estaciones de servicio para automóviles, como en los ductos de suministro a casas, empresas y locales comerciales.
Esta situación ha hecho que vehículos de transporte privado y público hayan tenido que quedarse estacionados a la espera de que se reanude el suministro, mientras que decenas de restaurantes han debido cerrar sus puertas por no tener cómo preparar los alimentos que venden.
La crisis afecta la economía de gran parte de la población de esas zonas que están viendo cómo se disminuyen sus ingresos ante la imposibilidad de trabajar como lo venía haciendo.
¿Por qué no hay gas natural?
De acuerdo con Mónica Contreras, presidenta de Transportadora de Gas Internacional, TGI, el gasoducto que surte al occidente del país fue cerrado de manera preventiva para evitar un desastre a la altura del volcán Cerro Bravo, entre Fresno y Manizales.
En ese punto se detectó emanación de humo por orificios pegados a la carretera que pasa por ahí, espacios por los que se pueden divisar piedras ardiendo al rojo vivo, lo que fue catalogado por el Servicio Geológico Colombiano como producto de acción humana, descartando así que haya actividad volcánica.
“El 15 de mayo se detecta que en el Cerro Bravo hay fuga de gases y por ahí pasa nuestra tubería. Descartamos que fueran gases de nuestro sistema y el 20 de mayo tuvimos que declarar la emergencia porque empezamos a medir temperaturas de más de 600 grados”, comentó la mujer en Blu Radio.
“Nuestra tarea fue preservar nuestra Infraestructura y disminuir el riesgo de un desastre. Por eso tuvimos que cerrar ese tramo, que le da servicio a al occidente del país”, finalizó.
La crisis, que afecta a unos 56 municipios de los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca, Tolima, Cauca y Nariño, ha hecho estragos en la calidad de vida y la cotidianidad de muchas familias.
Y es que mientras algunos intentaron hacerse con estufas eléctricas, que escasean por la contingencia, a otros no les quedó otra que apelar a alcohol y mecha. Otros, como se ha venido viendo en las últimas horas, tuvieron que ser más recursivos, optando por hacer fogones con leña y carbón y cocinar allí sus alimentos.
