Este duro golpe que recibió Colombia le empaña su imagen de cara a postulaciones futuras para realizar magnos eventos deportivos.
Por: Iván Peña Ropaín.
Cuando empezó a divulgarse, a primera hora de la mañana del miércoles 3 de enero de este nuevo año, la información relacionada con que Barranquilla y Colombia perderían la sede de los XX Juegos Panamericanos del año 2027, el entonces ministro del Deporte del gobierno pasado que logró quedarse con la candidatura de estas justas, Ernesto Lucena, se había referido a la mala imagen que daría el país de suceder lo que al final sucedió.
Horas después del pronunciamiento del exministro, la Organización Deportiva Panamericana (Panam Sports) confirmó el cotilleo, emitiendo al respecto una carta dirigida a las distintas autoridades deportivas y gubernamentales de Colombia.
Es decir y tal como lo había manifestado Lucena: “El perder la sede de los Juegos Panamericanos 2027 sería una vergüenza internacional y nuestra credibilidad se vería inmensamente afectada para futuros eventos”.
Además, el exministro le había pedido al Gobierno nacional, a la Alcaldía de Barranquilla, a la Gobernación del Atlántico y al Comité Olímpico Colombiano aunar esfuerzos para retomar la hoja de ruta y mantenerse con la sede, empero no hubo tiempo para nada, Panam Sports estaba más que decidido en su determinación.
