“Estaba en el lugar equivocado, él era un pelao muy servicial”.
“Omarito, como le decían aquí en el barrio, era un muchacho muy servicial, siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitaba”, dijo en medio del dolor y la tristeza un familiar de Omar Alberto Gutiérrez Urueta, la tercera víctima mortal del ataque a bala en Soledad, la noche del martes.
Omar contaba con 25 años de edad, y junto con los otros heridos en el atentado ocurrido en el barrio Los Almendros fue llevado a la clínica del barrio, pero había sido remitido a La Misericordia donde dejó de existir este jueves.
En el marco de su trabajo como armador de equipos de sonido tipo turbo, Randy Gutiérrez, otro de los heridos y padre de Jack Daniel Gutiérrez, el primero en morir, lo había contratado, meses atrás, para que le armara su equipo, y el martes lo contrató para que le sirviera como programador de música en una reunión que tendría con sus amigos, en su casa.
De acuerdo a lo expresado por un familiar a Impacto News, Omarito era el padre de un menor de tres años de edad, y el oficio que tenía, además de arreglar motos, era su sustento. “Él siempre estaba dispuesto para cuando lo necesitaran, y eso fue lo que pasó, él le hizo el picó al señor Randy, y de ahí quedó la amistad”.
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“Lastimosamente él estaba en el lugar equivocado, porque por ganarse esa platica para su bebé, mira lo que pasó. Pero como te digo, él era muy reconocido y muy querido por toda la comunidad, y en todo lo que podía colaborar, él lo hacía”, dijo su pariente.
La tarde del jueves trascendió que, tras el examen forense realizado al cuerpo de Jack Daniel Gutiérrez, este registra seis impactos de bala y no uno como todos creían, situación que llama la atención por parte de las autoridades y preocupa aún más a sus familiares y allegados.