La ‘rata motorizada’, como ya lo apodan en ese sector de la Arenosa, aborda a féminas que caminan por sectores solitarios.
Varios de los sectores del barrio Olaya, en el suroriente de Barranquilla, se han convertido en las últimas semanas, literalmente, en una selva de cemento que transforma a las mujeres en presas fáciles de un sujeto que, a bordo de una motocicleta, las acecha como cual sigiloso depredador, se les abalanza y las coacciona para despojarlas de sus pertenencias.
En una cámara de seguridad de una vivienda situada en la carrera 34 entre calles 69D y 70, en mencionada localidad barranquillera, el delincuente quedó grabado cuando asaltaba a una mujer que caminaba por el solitario sector, siendo la soledad uno de sus modus operandis predilectos, reseñándose también el hacer que habla por celular estando sentado en la moto y con esta encendida, mientras a su encuentro y sin prever nada malo, se aproxima quien será su nueva víctima.
En el corto filme se observa el momento en que la fémina caminaba desprevenida por dicha dirección, cuando el bandido se le arrima de frente disminuyendo la velocidad, se apea de la moto y la amenaza con sacarse un arma de fuego de la parte trasera de su cintura, lo que es falso. Al percatarse ella de que no traía nada, opta por forcejear con el individuo de contextura gruesa y piel trigueña, según detalló una de las víctimas, empleando este luego la “fuerza bruta” dándole golpes y una patada para despojarla del celular, cometido que logró. Así como llegó a ese sector sin mucho ruido, huyó sin que nadie se percatara en un primer momento del ilícito ejecutado.
Quien se moviliza en una moto negra y haría las veces de ‘mototaxi’, porque siempre lleva en su brazo enganchado otro casco tal y como lo hacen aquellos que se dedican a esta actividad informal, recorre calles del barrio Olaya a primeras horas de la mañana y a pleno mediodía, principalmente, que es cuando por lo general la soledad es la única compañía de aquellas mujeres que caminan en esa zona de la ciudad, que de por sí se mantiene con poca gente en sus calles, “lo que la convierte en un hábitat preferida para las ‘ratas’ de dos patas”, dijo un residente de la zona.
Ante varios de los atracos perpetrados por este sujeto, moradores de la zona y víctimas han solicitado a las autoridades policiales adelantar patrullajes constantes por el barrio para dar con el bandido motorizado que se ha convertido en el terror de las mujeres, a quienes no solo les toca ver con impotencia cómo el ‘dueño de lo ajeno’ les arrebata sus posesiones, sino que deben padecer por días con los dolores que les produce la violenta agresión con puños y patadas que le propina su transgresor.
