Hoy es el día, tu recordatorio personal de impacto semanal.
Por Jorge Baena.
Este miércoles 8 de marzo y durante cada año, se conmemora en el mundo la lucha de la mujer en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo, en el marco del Día Internacional de la Mujer.
No quería dejar pasar este mensaje sin contarles lo que han significado las mujeres en mi proceso de transformación, en especial, mi madre: Luz Shirley Molina.
Durante mi infancia mi madre fue fuerza, perseverancia y hasta mi súper héroe, en mis momentos de apuro, para salvarme.
Desde muy niño, por el barrio donde me crié, estaba expuesto a situaciones de peligro; ahora de adulto comprendí y valoré toda la protección que me brindó, incluso, cuando creía que no había peligro a la vista, y es que las mamás ven más allá de los ojos.
Año 1987, tenía 7 años de edad y eran las 4:00 p.m. del sábado de carnaval. En plena vía 40 con Aduana se encuentra el caño de la Auyama. Muy cerca de él, a solo una cuadra vivía con mi familia, y ese sábado – dada mi corta edad -, no podía estar en el gran evento, pero cada barrio y en especial los populares como el mío, estaban de parranda completamente.
Éramos 4 chicos de mi misma edad y otro de 12 años, teníamos una camioneta de estaca que habíamos tomado sin permiso.
El reto de forma irresponsable era sentarnos en la parte trasera de la camioneta, agarrarnos duro y no soltarnos hasta pasar un kilómetro y la velocidad llegara a 80 km/h.
¡Qué peligro! Debo mencionar que salí sin permiso
Era mi turno, y con miedo me subí al carro. No pasaron 50 segundos de su arranque cuando el temor se adueñó de mí, solté las manos y en cuestión de segundos giré y caí en pleno pavimento, quedando inconsciente en el piso.
Lo sorprendente de esta historia no fue mi caída, sino lo que sucedió con la valiente mujer que me dio a luz; puedo asegurar que es quien permitió que hoy estuviera escribiendo estas líneas: mi madre.
Llegó ella al lugar del accidente y, con la fuerza de un hombre gigante me cargó y en menos de 15 minutos estaba en la puerta de un hospital, sin importar que las calles de Barranquilla y especialmente, la vía 40, estuvieran cerradas por el desfile.
Al abrir la puerta de Urgencias, me entregó con las lágrimas en sus ojos, pero con la convicción, fe, esperanza, amor puro y valentía de que su hijo iba a vivir.
Y así fue: una mujer salvó mi vida. Mi madre, como cualquier otra, en medio del peligro y, especialmente con sus hijos, saca fuerzas de donde uno menos se imagina.
- Pueden alzar un carro
- Pueden saltar un muro de 2 metros de altura
- Pueden parir un bebé de más de 4.000 gramos
- Pueden aguantar una cesárea
- Pueden sostener un hogar sin un hombre
- Pueden llevar un niño de 7 años de más 50 kilos en sus brazos a un hospital para que no se muera
- Pueden hacer muchas cosas que los hombres no podemos hacer.
Por eso y muchas cosas más, las mujeres son el sello de la creación, son un regalo hermoso y valiente hecho por Dios, y en esta semana donde se conmemora el Día de la mujer, solo puedo decir: Mujer, sinónimo de valentía. Las amamos y por eso las respetamos.
Gracias, muchas gracias por existir.
Jorge Baena, coach/artista
