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Impacto News

Mortandad de locales comerciales, la otra pandemia.

Por: Sergio García.

Capítulo 1:

IVY Bar, el duelo de Agmeth Escaf y Nany Pardo.

La crisis mundial por el Coronavirus cada vez es más letal y Colombia no ha sido la excepción. Mientras nuestras estadísticas siguen aumentando por los miles de contagios diarios que han superado los peores momentos de países como China o Italia, en Barranquilla continuamos luchando por contener el desborde de casos positivos por COVID-19 y por reducir miles de muertes en esta larga cuarentena que parece inacabable.

Al mismo tiempo que contabilizamos víctimas mortales, sumamos a diario cientos de marcas que se han visto obligadas a bajar el telón, de forma definitiva, por culpa de la pandemia. 

Por momentos, Barranquilla parece ser una ciudad fantasma, muchos lugares que solíamos frecuentar han desaparecido, cada vez son más los locales vacíos, pareciera que el Coronavirus nos está borrando nuestra memoria histórica.

A la quiebra se han ido años de esfuerzo, sueños, emprendimientos y proyectos de vida, ante el pánico generado por un mañana incierto. 

Nada ni nadie puede garantizarnos la fecha de expiración de esta resquebrajada economía, lo único seguro es que bares, establecimientos comerciales de concentración masiva o espectáculos públicos serán la última parte de la economía en reactivarse.

Quisimos adentrarnos en el proceso de duelo que están viviendo algunos empresarios al asumir con resignación e impotencia la pérdida de su patrimonio comercial y así aprender de los errores cometidos y de las lecciones aprendidas.

Agmeth Scaff y Nany Pardo

IVY Bar La Terraza 

Este maravilloso lugar se convirtió en uno de los lugares más atractivos de la famosa calle 84 de Barranquilla, su decoración auténtica y colorida contrastaba con la agradable experiencia de ser recibido por sus anfitriones, Agmeth Escaf y María Antonia Pardo, él, un galán de la televisión colombiana, ella, periodista y activista de la red social Twitter. 

A diferencia de las decenas de telenovelas grabadas por Agmeth, esta historia, en donde le correspondió ser el actor protagónico, no tuvo un final feliz.

El desahogo

Sergio García: ¿Cómo inició el sueño llamado IVY Bar?

Nany Pardo: Este fue un emprendimeinto que arrancó hace 4 años, el primer error que cometimos fue haber tomado un local en arrendamiento que no tenía nada, era una azotea, no tenía techo, no tenía piso, la parte construida era muy pequeña, entonces no servía para lo que nosotros teníamos pensado. 

Sin embargo, nos metimos ahí, hicimos una inversión muy grande, decidimos vender nuestro apartamento en Bogotá e invertimos todo el dinero de la venta en el local. 

Cuando uno emprende es como hacer realidad un sueño, uno piensa que le va a ir muy bien y que el retorno de la inversión no va a ser tan lento.  

Nany Pardo en IVY Bar

SG: ¿Cuánto invirtieron en el local?

Agmeth Escaf: El negocio tuvo una inversión grandísima, para iniciar labores invertimos 700 millones de pesos y en los tres años y medio siguientes, invertimos unos 400 millones más. 

NP: El patrimonio de toda la vida se fue ahí. Hubo muchos errores nuestros. Primero, fue una decisión financiera equivocada, segundo, nos asesoramos muy mal. Una remodelación que inicialmente iba a ser de 200 millones de pesos terminó subiendo a 700,  ya habíamos firmado contrato y era difícil echarse para atrás.

Nos tocó hacer todo nuevo, me refiero a ampliar, adecuar y triplicar todos los espacios.

Por último, para poner una discoteca en ese sector, calle 84 con carrera 55 esquina, a pocos metros de la zona residencial del barrio El Golf, nos tocó insonorizar el bar para evitar las quejas de los vecinos por el volumen alto de la música. 

Para eso, tuvimos que comprar en Tecnoglass unas ventanas de la más alta tecnología, para toda la discoteca, incluyendo la puerta principal. Con esa costosa inversión logramos que en la parte externa no se sintiera el escándalo de adentro.

“Ivy Bar fue hecho con mi manos, lo decoré, lo pinté, los murales son míos, los diseños de la barra tenían el toque de mis hijos, le metimos muchísimo cariño”: Nany Pardo.

El viacrucis antes de la pandemia por el COVID-19.

SG: Leyendo sus tuits, entiendo que para mantener en funcionamiento el bar hubo un alto costo que pagar.

NP: Emprender en Barranquilla es muy difícil, muy complicado, los servicios públicos son una barbaridad, llegamos a pagar hasta 6 millones de pesos en energía eléctrica, en un local comercial donde sólo se encendían los aires acondicionados los días viernes y sábados. 

SG: ¿Cómo hacían para pagar 6 millones de pesos mensuales en energía eléctrica?

NP: Todos los meses era una pesadilla, todos los meses nos inventábamos algo para cubrir los costos fijos, los últimos dos años mantuvimos el negocio por nuestros empleados, no sacamos un peso del negocio, a eso súmale los impuestos altísimos y además un detalle horrible de lo que no se habla, las aplicaciones de domicilios. Ellos se están quedando con el 25% de la venta, te pagan al mes el 75% de lo que vendiste, o sea, trabajan con la plata de uno, y en un producto como la hamburguesa en donde el mercado es tan competido, el porcentaje de utilidad es menor al 40%. 

“Estábamos trabajando para Rappi”

NP: Cada vez que ocurría algo por culpa de ellos los perjudicados éramos nosotros. Por ejemplo, que el domiciliario nunca llegó a recoger el pedido o cuando el cliente se negaba a pagar por la tardanza en la entrega, se dañaba el buen nombre del negocio y el producto se perdía, o sea, lo ancho para ellos y lo angosto para uno.

“La gente de Barranquilla es innovista”

SG: ¿Por qué decidieron atender toda la semana?

NP: En el último año empezamos a abrir a diario para promover la venta de las comidas rápidas pero en Barranquilla hay sobresaturación de negocios ofreciendo el mismo servicio. 

Al mismo tiempo, nos montaron mucha competencia, nació Plaza del Parque al lado del Centro Comercial Buenavista, nació El Gran Malecón, y tú sabes cómo es la gente de Barranquilla, muy innovista, el sitio que está de moda es al que van.

IVY funcionó muy bien el primer año, luego la clientela empezó a decaer y no porque el negocio fuera malo sino porque proliferaron lugares similares, no hay fidelidad de la clientela, la gente prefiere más el sitio de moda que el lugar donde siempre eres bien atendido, y por eso, muchos negocios mueren al año.

Mafe Romero en IVY Bar

EL ÚLTIMO CARNAVAL

NP: En el Carnaval 2020 nos fue muy bien, siempre fue una de las mejores épocas del año y contábamos con un cierre buenísimo: el martes de Joselito. Gracias a nuestra vista privilegiada hacia la calle 84, ofrecíamos un palco para apreciar en primera fila el desfile. 

Lamentablemente, antes de cada carnaval teníamos un cierre en enero, un mes en donde la gente no va mucho a los bares pero se compensaba en febrero. Luego del carnaval los bares se sostienen con eventos de las empresas.

SG: ¿Cuánto era el canon de arrendamiento mensual?

Nosotros pagábamos 20 millones de pesos en costos fijos, o sea, entre arriendo, servicios públicos y la nómina. 

Claudia Lozano en IVY Bar

La llegada del COVID-19.

SG: ¿En qué momento decidieron cerrar IVY?

NP: Cerramos el 13 de marzo, antes de que el decreto presidencial lo exigiera, lo hicimos para no contribuir con la propagación del virus, creyendo que la cuarentena iba a durar uno o dos meses. Nunca imaginamos que iba a ser algo de nunca acabar, porque está claro que este año no van a abrir los bares. 

“Nunca más vuelvo a prepagar cosas”.

SG: ¿En medio de la crisis hallaron solidaridad con su arrendador?

Agmeth Escaf: Nosotros, no. Conozco casos de muchas personas que llegaron a hacer acuerdos con sus arrendatarios de hasta el 70 o 50% de descuento, otros, que cuando iban a entregar los locales, los arrendadores les dijeron: “no me entregues, vamos hasta diciembre así y si el negocio no funciona hablamos”. Pero con nuestro arrendador no hubo conciliación, nada, cero, y ahí está, con todos los locales de su mall plaza desocupados.

NP: Sobre la situación específica de los arriendos cometimos otro error, pagamos el año de arriendo por adelantado, hasta el mes de julio de 2020 para acogernos a un descuento, para que no nos afectara la inflación. Creíamos estar haciendo lo correcto, pero no.

Cuando inició la pandemia hablamos con el dueño del local con la intención de conciliar un acuerdo. No esperábamos que nos devolviera el dinero, sino que después de cuatro años de estar con él, de haberle prepagado un año de arriendo, por lo menos nos dijera: “no se preocupen, hacemos un abono a los meses siguientes y cuando vuelvan a abrir ya tienen algo abonado”. 

Nosotros prepagamos un año de arriendo y dos meses más del año siguiente de contrato. Le dijimos al dueño “necesitamos que el dinero de esos dos meses nos lo devuelvas para pagar la nómina, los servicios del local. Nos dijo que no, que los iba a tomar como un depósito, lo cual es totalmente ilegal, eso no estaba estipulado en el contrato. Además, dijo que para devolver esos dos meses debíamos devolverle el local. 

Esa fue una propuesta indecente de su parte,  cuando hicimos la petición en el mes de abril, estábamos esperanzados en que la cuarentena iba a ser corta y que no podíamos perder toda la inversión hecha, era el patrimonio de nuestras vidas, el de Agmeth y el de mis hijos. Sólo pedíamos que nos devolviera lo nuestro para oxigenarnos.

Inicialmente nos opusimos al cierre del bar pero luego cambiamos de opinión al ver la situación tan complicada.

Rosa Caiffa en IVY Bar

“En Colombia nos empobrecimos todos por la crisis a raíz del COVID-19”.

NP: Varios amigos nos decían que en Europa los bares estaban abiertos, pero son dos tipos de economía distintas, el nivel adquisitivo en nuestro país es diferente, lo último que la gente hace cuando se queda sin trabajo o cuando los ahorros se van por el sanitario es irse a tomar licor.

SG: ¿Ya cerraron completamente el ciclo de IVY Bar?

NP: Ya entregamos el local pero el dinero de los dos meses que pagamos por adelantado al siguiente año de contrato no nos ha sido devuelto, el abogado del arrendador nos dijo que el dueño devolvería el dinero cuando le entreguemos las llaves del local. ¿Cómo te parece?.

Se le propuso negociar las ventanas de Tecnoglass para el próximo arrendatario pero no aceptó, nos dijo que teníamos un mes para quitarlas y que si las dejábamos pasarían a ser de él.

SG: ¿Ha sido peor la falta de solidaridad que la propia pandemia?

NP: Uno espera solidaridad, que el COVID-19 despierte empatía o que saque lo mejor del ser humano, pero no, ha sido al revés, ha sacado lo peor.

AS: Es un tema de falta de empatía, esto es una realidad muy dura. También me pongo en el lugar de los dueños de locales, se que viven de sus rentas, pero, no entiendo cómo no apoyan a la persona que está trabajando para su propio beneficio. 

Aquí no hay solidaridad y eso es lo que le falta a la humanidad.

Más que quebrarse, es la falta de sensibilidad de la gente, algunos pocos propietarios de locales han sido solidarios.

Diva Jessurum y Liliana Bechara

SG: ¿Enseñanzas?.

NP: Primero, no invertir en un local ajeno, lo mejor es arrendar algo que esté acondicionado, que esté uno A, que uno sólo tenga que poner la decoración, poner lo que uno simplemente pueda descolgar y llevárselo, porque todo lo que se invierta en infraestructura se  va a perder, nadie te lo va a reconocer.

Segundo, no meterse en negocios en los que uno no es experto, Agmeth es presentador de televisión, es artista, es actor, él no es discotequero. Yo soy financista y periodista, no teníamos absolutamente ninguna relación con el negocio de las rumbas,  es más, no sabíamos cómo funcionaban los negocios en Barranquilla, que al año de ser montados, morían. Es una dinámica particular.

Tercero, no prepagar nada, uno tiene asegurado el día de hoy y no más, por querer ser financieramente responsables metimos la pata.

Cuarto, no esperanzarse en la buena fe de los demás. Uno se deprime, llora, esperando algo de las personas, pero no, terminan siendo unos HP, tú mejor espera lo peor, que si te dan lo mejor, te sentirás agradecido.

El duelo.

NP: Ha habido de todo, ha habido llorada, puteada, arrepentimiento, sentimiento de culpa, pero sobre la leche derramada no hay posibilidad de recogerla. 

IVY Bar nos dejó muchas cosas bonitas, inolvidables fiestas empresariales. Recuerdo con mucha alegría los cumpleaños de mi hijo menor, cada 29 de diciembre era el reencuentro de toda la familia.

SG: Nunca supe cuál era la pronunciación correcta, IVY, Aivy, Ivay, el nombre me hacía recordar a IVY Queen.

NP: (Entran risas) Muy chistoso, esa fue otra metida de pata mía, en Barranquilla no es costumbre poner nombres tan difíciles. Se pronuncia Aivy y es una enredadera. De hecho, el logotipo del bar era una enredadera, la decoración tenía enredaderas vivas, pero la gente nunca pronunció bien el nombre, casi todos le decían IVIS, no sé de dónde salía esa S al final. 

Sergio García: ¿Qué van a hacer con todos los elementos del bar?

Agmeth Escaf: Todo lo estamos vendiendo, el mobiliario, implementos de cocina, sonido, en fin, todos los elementos que complementan un lugar de 180 m2, son muchas cosas. Lo más complicado es que por la coyuntura del COVID, nos hemos visto obligados a rematar todo, y lógicamente, el que compra se aprovecha de la situación, esto es muy difícil, es muy duro.

Nany Pardo: Estamos resignados, lo perdimos todo, hasta las materas las estamos rematando.

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