La madre de Keller Jiménez contó que el hombre murió tras ser golpeado por varias personas que lo acusaron de ladrón: “Pero nunca le encontraron lo que supuestamente robó, ni un arma”.
Oneida Bolívar Barrios pide justicia por su hijo Keller Andrés Jiménez Bolívar, quien murió luego de ser golpeado por personas que lo acusaban de haber cometido un robo en el norte de Barranquilla, Atlántico.
“Mi hijo era una persona que sufría de esquizofrenia, que varias veces había sido recluido en clínica psiquiátrica, a pesar de su problema que me cogía esa condición de calle, él vendía bolsas de basura en el norte, en la 80, no entiendo por qué ese día tomaron esa decisión de arrebatarle la vida a mi hijo”, indicó la mujer.
Sobre los hechos, Bolívar agregó: “En la calle 79 con carrera 43 a él me lo cogen supuestamente robando, haya sido o no que lo estaba haciendo ese no era el procedimiento, él no tenía ningún arma, no se le consiguió lo que supuestamente robó, las autoridades no se han acercado a decirme quién era la persona a la que estaba ‘atracando’. Él estaba bajo el efecto de sus drogas, de sus medicinas para dormirlo“.

Fue una vecina la que le envió un video a Oneida donde se veía cómo varias personas golpeaban a un joven, quien resultó ser Keller. “Él era una persona que iba a la iglesia, se congregaba y no tenía necesidad de robar. Ese día me lo tenían amarrado como el peor criminal, se aprovecharon de que estaba bajo efecto del tratamiento. Un policía me le pegó un cachazo en la espalda, otro le pegó con un casco y dejaron que, aún estando esposado, la comunidad me le siguiera pegando. Quiero que haya justicia. No voy a decir que mi hijo era un santo que nunca se metió con nadie porque no lo sé, pero de estar robando no, la misma comunidad lo puede decir”.
Con dolor, Oneida recordó cuándo se agravaron los problemas mentales de su hijo: “Hace tres años él se había comprometido en Cartagena con una muchacha, la cogió siéndole infiel con otro compañero y de ahí mi hijo se intentó ahorcar, se le tiró a un carro, no le fue fácil superarlo, de ahí vino su depresión, en más de dos ocasiones intentó quitarse la vida. No entiendo por qué la comunidad hizo eso. Si según ellos él estaba robando, ¿dónde está el robo?, ¿dónde está la víctima?, se aprovecharon de su situación psicológica y me lo trataron como un animal. No procedieron como lo tenían que hacer“.
Informe: Alexander Ojito – El Ojo de la Calle