Según testigos, el hombre fue herido por su víctima en la calle 75 con carrera 44. La tía del occiso asegura que a su ser querido no le brindaron la atención necesaria.
Un gran dolor es el que siente Jazmín Moreno por no haber podido convencer a su sobrino Eleiser Antonio Moreno de no seguir en “los malos pasos”, los cuales terminaron llevándolo a la muerte en la madrugada del pasado 28 de abril, en Barranquilla, Atlántico.
Moreno fue herido a bala alrededor de la 1:00 p. m. del 22 de abril en la calle 75 con carrera 44, límites entre el barrio El Porvenir y Colombia, en el norte de la ciudad, momentos en que, según el informe policial, él y tres personas más, a bordo de dos motocicletas, despojaron a un comerciante de una cadena y una pulsera de oro, un iPhone 15 Pro Max y alrededor de $15 millones, sin embargo, en la huida, la víctima desenfundó un arma de fuego que portaba y terminó hiriendo a tres de ellos.
Los primeros presuntos atracadores heridos identificados fueron Wainer Manuel De la Hoz Mena, de 22 años, el cual fue impactado tres veces en la espalda; Edgardo Cervantes Martínez, de 33 años, quien recibió un disparo en la región clavicular derecha, y Eleiser Antonio, de 24 años.
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“A él le dieron tres tiros allá en el norte, haciendo sus fechorías, eso fue un atraco, lo llevaron a la Clínica General del Norte donde, prácticamente, lo dejaron morir allí, porque nunca le hicieron nada, lo único que le ofrecieron fueron los primeros auxilios”, contó Jazmín Moreno.
Sobre su sobrino, la mujer indicó que, pese a las acciones que estaba cometiendo, como todo ser humano merecía ser auxiliado: “Tenía como dos días de no hablar con él. Yo estuve con él en la clínica, él murió a la 1:00 y yo llegué a las 4:00, quiero hacer una denuncia contra la clínica porque sea como sea él era un ser humano y tenían que darle su trato normal, tenían que atenderlo porque todas las personas tenemos derecho, no era un animal, era una persona igual que todos nosotros”.
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Aunque Jazmín intentó convencer al hombre de cambiar de vida, no lo logró: “Él era reciclador, la verdad no sé cómo se involucró en eso, no entiendo, porque él era una persona sana, de buen corazón. Él era de Maracaibo, Zulia, tenía aquí cuatro años, dejó dos hijos allá en Venezuela, estaba acá con su mujer y vivía en el barrio Santo Domingo. Yo siempre lo aconsejé, le dije que no hiciera lo malo, que esa vida no daba resultados, pero él nunca escuchó lo que le decía. Él decía que lo iba a dejar e iba a trabajar a lo bien, pero nunca conseguía un trabajo estable y el reciclaje no le daba mucho”.
Informe: Alexander Ojito – El Ojo de la Calle
