La gran muestra de solidaridad fue de los adeptos al club RFC Liége, de la segunda división del fútbol belga.
Por: Iván Peña Ropaín.
De esos momentos en los que el fútbol demuestra que es más que un simple deporte, como lo señalan algunos, se observó en la segunda categoría del fútbol de Bélgica.
Este se dio en el juego que protagonizaron el equipo que fungía como local, RFC Liége, frente al Jong Genk, siendo el personaje principal en esta noticia el joven arquero del segundo citado, Brent Stevens.
Resulta que al golero de 21 años, de cara a ese choque, se le había muerto su padre dos días atrás producto de una larga enfermedad, empero decidió al final jugar en honor a su ser querido que siempre lo apoyó en su sueño de ser futbolista.
Ese cotejo lo terminaron perdiendo 3-1 y representó el descenso de su escuadra a tercera división, pero ello fue lo de menos, lo importante fue lo que en los minutos finales se divisó, cuando a un jugador del RFC Liége le quedó, a través de una pena máxima, el cuarto tanto, pero su tiro fue tapado por Stevens, a quien no se le ocultaban ni su cara de tristeza ni sus lágrimas en sus ojos.
Esas sensaciones penetraron más en su pecho segundos después cuando, la grada visitante, celebró el cobro atajado, llamándolo seguidamente para darle un fraternal abrazo, uniéndose a la emotiva escena más seguidores del RFC.
