Por favor díganme, ¿hay vida después de los 40?
Por: El Blog de la Queen
Para mí, la edad de los 40 se convierte en el punto de quiebre en la vida, siempre los vi tan lejos, aún cuando los tuve tan cerca, gracias a las dos veces que decidí compartir mi vida con cuarentones, cuando apenas me encontraba en mis 20, admirando de ellos su experiencia, sabiduría y un poco de su energía en pausa que usan para manejar los tiempos, esto último, más en mi segunda y actual pareja que, quizás, es lo que ha hecho que mi estancia sea más duradera y que en el recorrido juntos, su tranquilidad me ha enseñado a bajar las revoluciones para poder tomar en frío, las decisiones que no debo tomar en caliente.
En fin, el punto es que siempre he tenido una vida muy agitada, me considero una persona controladora y planeadora (aunque fallé en las cuentas tres veces al ser mamá sin buscarlo; suena feo, pero nunca jugué con muñecas y siento que no tengo el don para lidiar con niños ajenos; entonces, cómo imaginar que lo sería y aún más, ser madre de 3. Mis errores de cálculo y mis días de dejarme llevar por unas cuantas copas, me trajo mis tres regalos de vida, a quienes amo con locura y no imagino otra vida sin ellos, pero mi consejo es: no lo practiquen en casa). Luego del paréntesis largo, continúo. Si no fuera por que soy Venus, la diosa de la fertilidad, hoy estaría, temerosa de llegar a esta edad.
Al estar con personas mayores por creerme alma vieja, los escucho hablando de lo que pasa luego de esta edad, es como si se hiciera un cambio de chip, donde uno va a estar por encima del bien y del mal, consigues que dejen de importar las cosas triviales que afectan el estado de ánimo, le damos más importancia a la familia, valoramos más las cosas simples y por fin, ya dejas de creer que tienes 20, aunque pienso que nuestra generación será eternamente joven.
Entonces, en la espera de la llegada de mis anhelados 40 para estar en el nuevo modo, me he preparado pensando en lo que quiero. Ahora medito más las cosas, siempre estoy filosofando, me siento en búsqueda de paz y tranquilidad, de encontrarme y ser luz para otros. Quiero pensar en cómo hacer el bien, en aprender a poner la otra mejilla, en tratar de evitar conflictos y que mi tranquilidad mental no se vea perturbada, aunque, hacer cambios de actitud y pensamientos sea la tarea más dura, pero no imposible.
Trabajo en intentar no sentir rabia por comentarios ajenos, en entender de dónde vienen tanta molestias, cómo liberarme de ellas y cómo aprender a gestionar mis sentimientos, bien llamado inteligencia emocional, algo que uno de mis mejores jefes me ha enseñado con mucha paciencia y espero que se sienta orgulloso de lo que he logrado, cuando respiro antes de responder y hablo con filtros.
Confieso que por un largo tiempo me sentí agotada, con ganas de tomar pausas, de tener espacios a solas sin sentir culpa, que aunque la vida no me ha permitido hacerlo, he buscado nuevas alternativas, como conectarme espiritualmente, buscar nuevas actividades como el estudio, leer una y otra vez las mismas historias de amores coreanos en las aplicaciones de libros’ ligth’, jurando siempre no gastar más dinero en eso, pero puede más el saber que pasará en el próximo capítulo.
Así lleno mis días de muchas sonrisas, de nuevos retos y entre estar presente en el proceso de crecimiento de mis hijos, en la aceptación de mis imperfecciones y el agite de mis días, espero encontrar un impulso para continuar con esta nueva etapa de la madurez, para seguir cumpliendo metas, pero sobretodo, poder vivir y no sobrevivir.
Para quienes han pasado por el cuarto piso, por favor díganme, ¿hay vida después de los 40?
