A hacer fuerza para que América no le gane a Pasto y que Fortaleza no le gane por más de tres goles a La Equidad.
Por: Iván Peña Ropaín.
Después de tener todo en sus manos al depender de él mismo para acceder a los octagonales, ahora Junior de Barranquilla, con su derrota 3-2 ante Millonarios en El Campín de Bogotá, la noche del miércoles 17 de abril, empezó a mirar de reojo y apretar por otros resultados. Así lo puso esta caída en la antepenúltima fecha (17) de la Liga Betplay-I.
Con la nómina pensada entre los junioristas salió el entrenador Arturo Reyes. No había por qué improvisar, menos en la zaga defensiva, en la que solo se convocó a cuatro defensores naturales: Santiago Mele en el arco; en defensa Gabriel Fuentes, Edwin Herrera, Jermein Peña y Howell Mena; en sector de recuperación Didier Moreno y Víctor Cantillo; en el medio ofensivo Yimmy Chará, Deiber Caicedo y José Enamorado; y en ataque Carlos Bacca.
Ante las necesidades de todos dos, se empezó a dibujar el partido inquietante que se esperaba en el césped de El Campín. El local siendo el más propositivo y el visitante, con sus líneas en zona media para jugarle de tú a tú.
Y es que el Tiburón llegaba en la séptima posición con 25 puntos, necesitando un gane o un empate para evitar la derrota que lo dejara ad portas de salir de los ocho, mientras el Embajador requería el triunfo, pues era el único score que le servía para entrar a los ocho, estando antes de este cotejo en la novena casilla con 22 unidades.
Quien empezó con las primeras opciones claras fue Millos, que en 10 minutos de juego tuvo tres claras para anotar con ataques de Emerson Rivaldo, Daniel Cataño y Leonardo Castro, pero por fortuna la pelota no cogió dirección a pórtico.
Por los lados del Rojiblanco, habían arremetidas tibias y sin resoluciones concretas, atacando con Chará, Caicedo y Enamorado por las bandas, pero luciendo solitario Bacca a la hora de entrar a las 16 con 50 del azul de los cachacos y ‘pescar’ algunos de los centros que le tiraban.
Sin mayores explosividades del costeño, Millonarios fue el que comenzó a inquietar con mayor ímpetu en el arco ‘currambero’, llegando otra más para ellos, al 31′, cuando Fuentes casi embolata a su equipo con un rechazo tras centro cruzado al área chica, el cual casi se convierte en autogol, dando la esférica en el horizontal. ¡Ufff, por poquito!
Sin embargo, al 39′, el dueño de casa abrió el marcador con un polémico gol por intermedio de un cabezazo de Castro, quien tras tiro de esquina impactó la bola sin marca alguna y la embocó en la cueva del arquero uruguayo; notable error en la zaga defensiva de Junior, lo que es uno de sus puntos débiles, quizás el mayor.
Empero, tras la celebración de los del equipo del DT Alberto Gamero, los jugadores del cuadro barranquillero se trenzaron en un largo reclamo contra el árbitro santandereano Jorge Duarte por una falta previa al tiro de esquina que generó ese 1-0, sobre el lateral Herrera en media cancha.
A Duarte, los jugadores le reclamaron la infracción y le solicitaron que acudiera al VAR antes de la ejecución del córner, pero no prestó atención alguna, mucho menos después de que Millos hizo su diana, dedicándose más bien a tarjetear a Cantillo y a Fuentes.
Mostrando una actitud de reclamo, tras el saque desde ‘bomba central’, le dieron la bola al émulo y la mayoría de jugadores de Junior se quedaron parados, lo que aprovechó el rival para generar un ataque más que casi termina en gol de chilena de Castro, sin no antes evitar la embestida Howell Mena y Jermein Peña, quienes sí decidieron correr par evitar el segundo.
En medio de la polémica, de ese gol dubitativo y seis minutos de reposición, se esfumó la primera parte, quedando un sabor amargo en el ‘juniorísmo’.
Junior le puso coraje y casi lo empata
En la segunda parte, en la que se vio de arranque a un Junior de Barranquilla buscando esa urgente paridad, a los dos minutos se estrelló con un “baldado de agua fría”.
Marcando el 47′, en una salida del equipo Embajador y tras mal rechazo de Peña, se la dejó a Cataño en el sector derecho, cambiando este de costado en un centro a la zona siniestra del rectángulo ‘tiburón’, ganándole Castro la espalda a Herrera y encajándola al palo izquierdo de Mele, que solo voló para la foto.
Dos a cero se iba arriba Millonarios de Bogotá, jugando luego el forastero al todo o nada, pero con llegadas sin temor para el golero Álvaro Montero, solo un remate en pelota en movimiento y a ras de piso de Caicedo, que sacó arrojándose a su palo derecho, y un cobro de tiro libre de Fuentes, que controló sin lío Montero.
Se dieron dos en las que pudieron ampliar la cuenta los azules, a los minutos 56 y 57, pero Santiago Mele se transformó en figura, como nos tiene acostumbrado.
No obstante, la cosa se puso peor para el Tiburón cuando, al 64′, en una pérdida de pelota de Fuentes cerca de su arco, un jugador azul le sirvió la redonda a Rivaldo para que se llevara fácilmente a los endebles centrales del adversario y, al dejar regado a Mele, anotó el 3-0.
Cuando todo se veía perdido, nació una ilusión con un inesperado 3-2 que dejaba al Rojiblanco a un tanto de la obligatoria igualdad.
Primero, Bacca, al minuto 70, tras una buena convinación entre Enamorado y Chará, recepcionó un pase en el punto penal para clavarla al ángulo izquierdo, y segundo, Marco Pérez, que de penal anotaba su segundo tanto con Junior, marcó el 3-2.
El cuadro ‘quillero’, ya en cancha con las modificaciones de Luis ‘Cariaco’ González, Homer Martínez, Marco Pérez y Johan Bocanegra por Chará, de mal partido; Enamorado, el mejor; Cantillo, de poco o nada; y Caicedo, bastante apagado, se plantó con una incesante ofensiva por el 3-3.
Le puso corazón, pero por más que intentó, nada que pudo celebrarlo, configurándose la derrota y poniéndolo esta a que ahora dependa de resultados adversos de América ante Pasto en Cali y Fortaleza frente a La Equidad en Bogotá.
De darse los scores que ahora mirará de reojo, al término de esta jornada del Apertura acabará de octavo, por lo que entonces deberá ganarle en la antepenúltima fecha (18) a Once Caldas en Barranquilla, el sábado 20 de abril, para volver a depender de él mismo.