Si bien el actual sistema de juego da posibilidades hasta al que entra raspando, esos dictámenes no se oyeron torneos atrás cuando quien acabó campeón también clasificó apurado.
Por: Iván Peña Ropaín.
Una vez se conoció que Junior de Barranquilla sería uno de los dos finalistas de la Liga Betplay-II de la temporada 2023, la tirria de la prensa del interior del país no se disimuló, mencionando muchos, primeramente, que Independiente Medellín era justo clasificado por el Grupo B, mientras que por el A no pudo hacerlo el Deportes Tolima, que en contraste con el Tiburón, lo merecía muchísimo más.
Con esa línea también compaginaron algunos exjugadores que ahora se mueven en el mundo de los comentarios y análisis de fútbol en los diversos programas radiales y televisivos, entrándose a decir también que el ver al Rojiblanco en la final es la muestra del “mediocre” sistema de juego que tiene la Liga colombiana.
Se empezó una campaña de desprestigio con mayor ímpetu, luego de que el equipo de Arturo Reyes consiguiera hacerse con la mínima de 3-2 en la final de ida desarrollada en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, el pasado domingo 10 de diciembre.
Entre las polémicas se auguraba que al final se impondría sobre un equipo que no había mostrado nada durante todo el campeonato, solo un repunte futbolístico en el último tramo del mismo (Junior) y que se clasificó apurado, el gran juego expuesto durante todo el segundo semestre por Independiente Medellín, que finalizó segundo en la tabla del torneo regular, haciendo 39 puntos, clasificándose a cuadrangulares semifinales con fechas de anticipación y siendo el ganador del grupo en el que estaba Atlético Nacional, América de Cali y el entonces campeón defensor, Millonarios de Bogotá.
Muchos en la Costa y, principalmente en Barranquilla, hasta estuvieron de acuerdo con esas percepciones de adocenamiento por cómo se viene dando la Liga con relación a los octagonales semifinales, los cuales empezaron a darse en el año 2002 con su Torneo Apertura, continuándose así hasta la campaña en curso, solo realizándose uno anual en 2020 por cuestiones de la pandemia del Covid-19.
No obstante, todo ello se lo rebatieron a los del interior indicándose que en campeonatos pasados, cuando hubo equipos que ganaron el título pero que también entraron a la fase de grupos raspando o no estando entre los tres primeros de la tabla, no se habló tan insistentemente de torneo mediocre. Ejemplo de esos casos, el Torneo Finalización 2022 ganado por Deportivo Pereira al Independiente Medellín, accediendo como quinto a la zona de cuadrangulares el Grande Matecaña, o el título del Deportivo Cali en el Clausura 2021 ante Deportes Tolima, acabando el Azucarero séptimo en el todos contra todos.
“Pero como ahora fue Junior de Barranquilla el que se instaló en la gran final”, dicen los hinchas ‘tiburones’ que empezaron a cobrarle a la prensa y exjugadores del interior del país a través de redes sociales, entonces ahí sí es inmerecido y el sistema es mediocre porque terminaría y terminó premiando a un equipo que venía jugando mal y sin ideas, pero el que se clasificó en la Liga Betplay-II 2023 siendo sexto por encima del que dan hoy por hoy como el mejor equipo del balompié nacional, Millonarios de Bogotá.