El ministro de Hacienda Germán Ávila, señaló que se evaluarán otras opciones como ajustes presupuestales o la controvertida emergencia económica, que requeriría aprobación del Congreso en 30 días.
La Comisión Cuarta del Senado archivó este martes la tercera versión de la reforma tributaria, conocida como Ley de Financiamiento 3.0. Con una votación abrumadora de 9 votos en contra y solo 4 a favor, el proyecto que buscaba recaudar 16,3 billones de pesos para cubrir el déficit del Presupuesto General de la Nación (PGN) de 2026 quedó sin trámite, obligando al Ejecutivo a replantear su estrategia fiscal en medio de crecientes tensiones políticas.
La sesión, marcada por aplazamientos previos y falta de quórum, culminó en la negación de la ponencia positiva presentada por el Gobierno nacional. Según las reglas constitucionales, basta con que una sola de las cuatro comisiones económicas rechace la iniciativa para que se hunda automáticamente, y la Comisión Cuarta del Senado selló su destino en una votación que evidenció la fractura en el Congreso.
El ministro de Hacienda, Germán Ávila, defendió el proyecto hasta el último momento, argumentando que no gravaba la canasta familiar ni afectaba a las clases medias y bajas, sino que cerraba “privilegios fiscales” de grandes patrimonios y empresas, con medidas como tarifas especiales al consumo en bares y restaurantes, y beneficios para la alimentación de empleados. Sin embargo, críticos como el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, advirtieron que la reforma carecía de “respaldo fiscal permanente” y agravaría el déficit sin reformas estructurales al gasto público.
El hundimiento representa la tercera derrota tributaria para el Gobierno Petro en menos de tres años, tras el rechazo de iniciativas similares en 2023 y 2024. Esta vez, el proyecto apuntaba a tapar un hueco de 16 billones en el PGN de 2026, ya recortado previamente en 28,4 billones por la coyuntura económica.
Reacciones: celebración opositora y advertencias presidenciales
La oposición estalló en festejos tras el hundimiento del proyecto. La representante Lina María Garrido (Cambio Radical) ironizó con un “minuto de silencio” en redes sociales. “La tercera reforma tributaria de Gustavo Petro ha muerto. Se quedarán con las ganas de hacer campaña con esa plata“, comentó, acusando al Gobierno de usar los recursos para proselitismo electoral.
La representante Katherine Miranda (Alianza Verde) celebró con un video: “Tumbamos la reforma tributaria que pretendía meterle la mano al bolsillo de los colombianos de a pie. El Congreso no está arrodillado”.
El senador Efraín Cepeda (Conservador) aseguró que “los colombianos pueden estar tranquilos porque menos en Navidad les vamos a gravar a las clases medias y bajas”. El precandidato Abelardo de la Espriella pidió un “respiro tributario” y frenar el “derroche y la corrupción” del Ejecutivo.
Desde sectores afines al Gobierno, el silencio inicial dio paso a críticas airadas: la senadora Gloria Flórez (Pacto Histórico) lamentó que el rechazo proteja a “unos cuantos mega ricos” y ponga en riesgo programas sociales para familias populares, afectando solo a patrimonios superiores a 2 mil millones de pesos (menos del 0,5 % de la población).
El presidente Gustavo Petro, en su cuenta de X, fustigó la decisión como “el desarrollo del odio político por encima del interés nacional”, advirtiendo “consecuencias imprevisibles” para salvar a los “mega ricos” de sus aportes.
“El hundimiento de la ley financiera como era predecible, no es más que el desarrollo del odio político por encima del interés nacional. Nadie cuerdo puede decir que ante un déficit no se debe obtener más recursos de una economía que está boyante y de unos megarricos (sic) que han duplicado sus utilidades gracias al encarecimiento de la deuda pública: un verdadero mecanismo, construido por el Banco de la República, para transferir decenas de billones de pesos de la sociedad a los megarricos (sic)”, escribió el mandatario del país.
El archivo de la reforma deja al Presupuesto General de la Nación desfinanciado para 2026, forzando recortes en inversión social, salud y regiones, como advirtió el ministro del Interior, Armando Benedetti. La Contraloría ya había alertado sobre la “alta dependencia” del presupuesto en esta iniciativa, con un rezago en metas de recaudo tributario.
