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“Gorin pagó con su vida los errores, también estudió Enfermería”: muerte de asesino de universitario

“No fueron a reclamar su cadáver por temor a represalias de la comunidad guajira”.

Un intento de robo en un almacén de ropa, ubicado en la calle 72 con carrera 41, al norte de Barranquilla, desencadenó en la muerte de víctima y victimario, identificados como Héctor Miguel Rodríguez Mendoza, estudiante de Enfermería en la Universidad Simón Bolívar y Gorin Antonio Avelar Valencia, presunto ladrón que, en medio de un forcejeo, disparó contra el joven hatonuevero, causándole la muerte.

Gorin Antonio fue retenido por la comunidad, siendo linchado y apedreado a las afueras del almacén donde se produjeron los hechos. Las autoridades lo trasladaron malherido a la clínica Santa Mónica, quedando con muerte cerebral por las graves contusiones y muriendo este viernes por la noche.

Curiosamente, ningún familiar ni allegado se hizo presente en el centro asistencial. Nadie lo fue a reclamar, nadie lo acompañó en su traslado a la morgue.

Gorin también estudió Enfermería

Impacto News logró conocer que Gorin Antonio, de niño, fue una excelente persona. “Crecimos juntos en el barrio El Campito, jugábamos fútbol, él provenía de un hogar de personas trabajadoras. Su padre es comerciante y su madre fue enfermera toda su vida. Una señora decente, amable, que sufría mucho por su hijo”, indicó un amigo de infancia.

“Gorin también estudió Enfermería (como su víctima), quería seguir los pasos de su mamá. Estudió en colegio privado. A los 14 años era un buen jugador de fútbol, pero a los 18 empezó a consumir drogas y su vida cambió. Cambió de amistades y empezó a robar para tener con qué comprar sustancias”, agregó.

“Un vez robó una motocicleta y lo metieron preso, después lo judicializaron por falsedad de documento. Siempre que lo veía, lo aconsejaba y me prometía que iba a cambiar. Incluso, entró a trabajar en Gases del Caribe, pero el consumo de drogas lo alejó del buen camino. Gorin era un excelente bailador, era la sensación bailando en los estaderos de la 8”, agregó.

“Hace unas semanas, Gorin estuvo muy mal con una enfermedad respiratoria, estuvo varios días hospitalizado, muchos pensamos que se iba a morir, pero salió adelante y regresó a su casa. Lo vi por última vez, hace como 7 días, era de noche y se me acercó a pedirme $2.000 para comprar un “cigarro”. Se los di, nos sentamos a hablar, lo volví a aconsejar, que pensar en su mujer, en su niña pequeñita, en su mamá, quien tanto la había hecho sufrir. Una vez más me prometió que iba a cambiar”, agregó su amigo de infancia.

Mientras Hector Miguel fue despedido por sus compañeros en la clínica La Asunción y le realizaron una velatón en su memoria, justo en el mismo lugar donde opuso resistencia al robo, Gorin Antonio murió solo, nadie se atrevió a acompañarlo ni a reclamarlo en la Santa Mónica por temor a represalias de la comunidad guajira.

“Gorin pagó con su vida los errores que cometió, no mereció vivir ese tipo de vida, era buena persona en su infancia, quiso ser enfermero como su mamá, pero el vicio pudo más”, finalizó.

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