El conductor implicado en el accidente emprendió la huida. La víctima fue identificada como Antonio Ríos Pinedo.
En las últimas horas fue revelada la identidad del hombre que murió en la mañana del viernes 8 de septiembre tras desplomarse en la carrera 1E con calle 30 del barrio Simón Bolívar al suroriente de Barranquilla, Atlántico.
Testigos, indicaron que el hombre, quien se encontraba desnudo, cayó al piso, quedando sin signos vitales y, al acercarse, notaron que tenía heridas en su cuerpo como si hubiese sido arrollado por un vehículo. En entrevista con Alexander Ojito, reportero urbano de Impacto News, Jacob Pinedo, tío de la víctima, quien respondía al nombre de Antonio José Ríos Pinedo, contó:
“Un carro lo atropelló en la madrugada y se dio a la huida, un taxista quiso darle los primeros auxilios, pero él no se dejó, se sentó a la orilla de la carretera, ahí se quedó hasta las 6:30 u 8:00 de la mañana que se levantó, se desplomó y murió a raíz del fuerte golpe que recibió en la parte de atrás de su cuerpo”.
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Sobre el conductor implicado no se tiene información, Jacob hizo un llamado: “Le diría al conductor que se acerque a las autoridades, sabemos que ese no fue un homicidio intencional, pero ya se inició la investigación y es mejor que llegue a la Fiscalía antes de que lo identifiquen, entendemos que fue un accidente, sino que estuvo mal porque era un ser humano, no era un perro, de pronto por los nervios pensó que lo iban a linchar, pero como familia no vamos ha hacer nada contra él”.
Al conocerse la noticia del deceso del hombre, muchos en redes sociales reconocieron a Antonio José, porque solía deambular desnudo por ese sector, su familiar contó: “Él andaba desnudo porque desde hace seis meses se le metió ese tema, llegaba sucio, poposeado a la casa, lo hacíamos bañar, le poníamos una bermuda, él desayunada, almorzaba allá y después se iba, se desaparecía por siete u ocho días y volvía desnudo a causa de su problema mental”.
Pinedo indicó que su familia intentó sacar a Antonio de ese mundo de las drogas: “Lastimosamente a los 17 años comenzó a consumir, se hizo mucho por él, lo internamos en varios centros psiquiátricos, primero lo ayudó la mamá, se lo llevó para San Andrés, de allá tuvo que traerlo porque siguió con el consumo; después llegó a Barranquilla, mi papá se dedicó por 10 años a él, a internarlo, darle medicamentos, pero mi padre falleció, entonces yo me dediqué a él, hasta el sol de hoy hice todo lo que estuvo a mi alcance”.
Querer mantenerlo en casa, también les fue imposible: “Se hizo un cuarto en la casa del barrio Ferrocarril, allá se encerró con buena ventilación, una cama, baño interno y un día todo eso lo partió, tuvimos que soltarlo, anduvo por las calles, después un apartamento que se arrendaba se le cedió y lo destruyó todo, desafortunadamente, tuvimos que dejarlo en las calles, sin embargo, volvíamos a hacer las gestiones y lo internábamos, pero últimamente se hacía más difícil porque se debía pasar un proceso de llevarlo a Medicina Legal, Psiquiatría y esperar a ver si había cama, y en esas condiciones no era fácil llevarlo”.
Informe: Alexander Ojito – El Ojo de la Calle
