El sujeto haría parte de una banda delincuencial conocida como los Mondongueros y también maltrataba a su compañera sentimental y madre del menor.
La muerte del pequeño Nairkel Aldraín Botia no quedará impune: con esta consigna, las autoridades civiles buscan que se haga justicia por el niño de cuatro años que murió a causa de los múltiples golpes que recibió de su padrastro en la ciudad de Medellín.
El pasado martes 16 de septiembre, mientras esa ciudad y el país entero lloraban con desconsuelo la muerte del infante, la Fiscalía General de la Nación estaba presentando ante un juez de control de garantías a Cristian Alexis González Gallego, alias Lámpara, el padrastro del menor, responsabilizado de cometer la brutal agresión.

Por solicitud del ente acusador, un juez penal de control de garantías impuso medida de aseguramiento en centro carcelario al individuo señalado de acabar con la vida de su hijastro en un inmueble del barrio Castilla, el pasado 13 de septiembre.
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Un fiscal de la Unidad de Reacción Inmediata (URI) imputó a esta persona los delitos de homicidio y violencia intrafamiliar, ambas conductas agravadas. El sujeto no aceptó los cargos.
“Los actividades investigativas permitieron conocer que el hoy procesado habría atacado intempestivamente al niño. Inicialmente, lo levantó de la cama, golpeó y lanzó al piso. Luego le quitó el pantalón y agredió con un machete. La madre de la víctima intentó intervenir, pero también fue maltratada”, argumentó la Fiscalía durante las audiencias concentradas.
El menor de edad quedó inconsciente y fue trasladado a un centro asistencial, donde tres días después falleció. Los estudios médicos evidenciaron lesiones en el tórax, la cabeza, la espalda y el pecho. Los elementos materiales probatorios indican que el niño y su mamá soportaban un ciclo de violencia física y emocional constante.
Informe: Luis Ángel Terán




