Según los padres del pequeño de dos años, este había sido secuestrado cerca de su lugar de residencia en La Esmeralda.
El pasado 6 de diciembre fue hallado sin vida el pequeño José Antonio Campo Carpio de 2 años de edad, quien había desaparecido un día antes en el corregimiento de La Esmeralda, a 8 kilómetros del casco urbano de Morales, sur de Bolívar.
Su cuerpo fue encontrado en un brazo del río Magdalena a la altura del municipio de Regidor y la versión preliminar que se entregó sobre su muerte apuntaba a que esta ocurrió por “inmersión”, luego de que el menor cayera accidentalmente al río que pasa cerca de donde residía y fuese arrastrado por la corriente; sin embargo, la historia ha dado un oscuro y duro giro.
El día de la desaparición, Leonelis Carpio Morales, madre del infante, lo envió con su hermano mayor para que botaran una basura, pero ellos se distrajeron jugando en una esquina y momentos después, solo uno de los niños regresó a la vivienda.
“Creían que él niño había muerto por inmersión pero no, al niño lo mataron y lo lanzaron al río, según el informe que dieron los médicos a sus papitos”, indicó una prima de José Antonio.
Según el dictamen de Medicina Legal, el cuerpo del menor registra dos fracturas en el tabique, una en el tórax y no tenía agua en los pulmones ni el abdomen inflamado por acumulación de gases o líquidos. El cadáver estaba blando, sin picaduras o mordeduras ni afecciones en la piel y por el estado de sus pies, parecía que este solo llevaba una hora en el agua.
Ante dicha información, John Jairo Campo Payares, padre del menor, quien es pastor de la iglesia cristiana Luz del Mundo, pide a las autoridades esclarecer la muerte de su hijo, pues él está seguro de que este fue secuestrado, asesinado y luego lanzado al río.
Informe: Alexander Ojito – El Ojo de la Calle
