En el sepelio las personas se encontraban aglomeradas y abrieron el cajón que estaba forrado en plástico.
José David Pérez Orozco, soldado natural de San Estanislao de Kostka, Arenal Norte, departamento de Bolívar, falleció el pasado 20 de abril en Vaupés. Según las autoridades sanitarias, el joven fue registrado como sospechoso por COVID-19.
Las causas del deceso de Pérez Orozco son confusas. Entre las hipótesis está la creencia de que pudo fallecer por el virus, por efectos de la segunda dosis contra el COVID-19 o por la picadura del algún animal.
“El soldado José David Pérez Orozco recibió la vacuna, según los protocolos determinados por los profesionales de la salud, y en horas de la noche manifestó no sentirse bien, por lo que fue atendido por el enfermero de combate y luego trasladado al hospital municipal. Allí fue atendido y, pese a los esfuerzos del personal médico, lamentablemente falleció”, informó el Ejército en un comunicado.
Además, ante la incertidumbre de si el hombre al que estaban sepultando era el soldado, los acompañantes del sepelio decidieron abrir el cajón que, incluso, estaba forrado en plástico. En un principio los asistentes decían que no había cadáver, luego que no era él y al final, lo sepultaron.
Este tipo de acciones por parte de la ciudadanía se ha registrado recientemente en el país, luego de darse a conocer casos de intercambios de cadáveres de pacientes positivos o sospechosos para COVID-19, tal como sucedió con la enfermera Marilyn Pérez Linán, cuyo cuerpo 10 meses después no ha sido sepultado por sus verdaderos familiares, y con Carmen Varón Olarte, la hermana del exsenador barranquillero Mario Varón, caso que ya se resolvió.
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