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Graduación de el Miura
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De las calles y las drogas a las aulas: El Miura se graduó del colegio y su historia de superación se convierte en inspiración

El Miura lleva cuatro años en un centro de rehabilitación y acompañamiento, desintoxicándose de su pasado y llenado su vida de nuevos frutos como en conquistado recientemente.

Esta semana, en un salón sencillo pero cargado de emociones, Stiven de Jesús Mercado, a quien todo el mundo conoce como el Miura, recibió algo más que un diploma de primaria: recibió la confirmación de que su vida puede escribirse de nuevo.

Rodeado de su familia, de las personas que lo han apadrinado y apoyado en su lucha y con aplausos que sonaron a abrazo colectivo, el exhabitante de calle celebró su graduación de primaria, un logro que simboliza su renacer.

Durante años, la realidad de Stiven estuvo marcada por la exclusión y la pérdida de oportunidades. Hoy, esa historia da un giro gracias al acompañamiento constante de Stiwar Smith y de la Fundación Fe y Esperanza, quienes apostaron por su proceso integral: educación, apoyo emocional y la convicción de que nadie está condenado a repetir su pasado. Volver a estudiar fue el primer paso para reconstruir su proyecto de vida.

Con voz firme y mirada esperanzada, Stiven (el Miura) agradeció el respaldo recibido y dejó claro que este no es el final del camino. Sueña con seguir formándose, crecer como persona y convertirse en testimonio vivo para quienes aún luchan por salir adelante. “Sí se puede”, repite, no como consigna, sino como experiencia.

“Familia, me siento motivado y alegre; si se puede, mírenme, ya llevo cuatro años sobrio, sin consumir nada y lo que falta todavía. Yo perdí la primera oportunidad, pero tengo un papá que me ha apoyado -Stiwar- y les digo que ¡sí se puede!”, expresó el protagonista de la historia.

Stiven Mercado, el Miura.

Quien ha estado a su lado en este recorrido, Stiwar Smith, destaca el significado profundo de este logro: una victoria contra la adversidad y una prueba de que el acompañamiento transforma destinos. Para él, la graduación de Stiven es fruto del esfuerzo compartido y una señal de propósito: cuando hay fe, disciplina y apoyo, los límites se desdibujan.

La historia de el Miura hoy inspira, es un recordatorio de que las segundas oportunidades existen, de que la educación abre puertas y de que, incluso después de los capítulos más oscuros, siempre es posible volver a empezar.

Otro detalle a resaltar es que junto a Stiven recibieron grado otras 9 personas que se encuentran con él en el centro de ayuda.

Informe: Luis Ángel Terán

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