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Cuando el terror se pasea por la ciudad de la alegría

Barranquilla luce triste, sola y oscura.

Por: Carlos Peláez Pérez

El miedo ronda por doquier, todos hablan de la muerte de Cheo, el joven deportista de 32 años, quien a pesar de no tener comorbilidades, falleció, luego de permanecer 15 días hospitalizado. 

También se habla de Marla, la destacada salsera que cada fin de semana bailaba en La Troja y en La Estación y a quien la pandemia se llevó en tan solo 5 días.

La cuadra del barrio San Felipe, donde han muerto más de 15 personas; lo que está ocurriendo en El Carmen, donde familias enteras sufren dolores y ahogo a causa de las complicaciones por el COVID-19.

Punto aparte merecen las largas filas en parques y laboratorios para tomarse una muestra, el sacrificio y la angustiante espera de los médicos de Sura, Sanitas, Salud Total y la Nueva EPS, porque los de Barrios Unidos nunca contestan.

El paseo de la muerte por clínicas, urgencias y hospitales en búsqueda de atención médica, es como ganarse ‘la bolita’ con un número bien difícil o ganarse el Baloto electrónico.

Mientras las sirenas de las ambulancias suenan pidiendo vía, en La Ciudadela 20 de Julio, uno de los barrios mas afectados por la COVID, los curiosos hacen conjeturas sobre quién agoniza en el momento o quiénes andan por las calles contagiando a la gente.

La situación en Barranquilla y Soledad es angustiante, se torna pesada y miedosa al pasar por la vía al Mar frente a los cementerios, y ver en las afueras personas desconsoladas esperando las cenizas de sus seres queridos, mientras los hornos aterrorizan con su humarada.

“Esto parece un exterminio”, expresa un periodista a quien le ha tocado ver cómo la pandemia le ha arrebatado a varios familiares.

Un político indolente mete puyas para pescar en rio revuelto, mientras la gente es consciente que la juventud la embarró con sus paseos y fiestas; que los ancianos, a pesar de cuidarse tanto, han llevado la peor parte, y que tener un plan exequial es un alivio, más cuando las tarjetas están al tope y los billetes de 50 mil ya ni se asoman en el bolsillo.

Atlántico ha perdido 500 personas en menos de una semana y unas 5.400 en lo corrido de la pandemia. En las últimas 24 horas murieron 94 personas, hemos alcanzado 30 mil contagiados en menos de diez días y la positividad superó el 32%, algo que es muy grave.

No es el momento de hablar del nuevo director del Carnaval, tampoco de subir fotos en una fiesta; es momento de reflexionar, apoyar a nuestras autoridades y a nuestros médicos.

Yo, que durante 50 años he visto la muerte desfilar por la Batalla de Flores, en la 43, 44 y en la Vía 40, ahora la veo a diario cuando las redes estallan con la noticia del deceso de alguien tan cercano que merecía seguir viviendo.

Cuidemos para no seguir lamentándonos!

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