Al exciclista se le señala de, presuntamente, acusar ante los ‘paras’ de ser guerrilleros a cuatro personas que residían cerca a su finca, con fin el de que los asesinaran para quedarse con sus tierras.
Por: Iván Peña Ropaín.
Luis Alberto Herrera, una de las glorias del ciclismo colombiano mundialmente conocida como “Lucho” Herrera, se encuentra en una dura empinada que le ha puesto la vida y la cual se relaciona con un proceso judicial que se sigue en su contra por supuestamente propiciar en 2002 a la desaparición forzosa de cuatro vecinos y la cual habrían perpetrado entonces paramilitares, hechos acaecidos en el municipio de Fusagasugá, en Cundinamarca, de donde es oriundo el expedalista.
Se conoció ahora que la Fiscalía General, este fin de semana, logró identificar los restos de dos personas desaparecidas en ese año y en esa región, siendo lo más sorprendente que los cuerpos se hallaban en uno de los depósitos del ente investigador. Pertenecen a los restos de dos de sus vecinos de finca, a quienes, al parecer, Lucho había perfilado ante las AUC de ser guerrilleros, con el aparente fin de quedarse con sus predios.
La respectiva indagación se enmarca en los procesos de identificación de víctimas del conflicto armado en Colombia y los que han sido adelantados por el organismo desde hace más de una década, correspondiendo estas individualizaciones a los asesinados: Diuviseldo Torres Vega y Víctor Manuel Rodríguez Martínez. En este caso particular, las exhumaciones de los dos cuerpos se habían efectuado en 2017 en el centro del país, en zonas donde hubo una fuerte presencia de estructuras paramilitares durante los años más intensos de la violencia en las zonas rurales y montañosas.
Descubierto esto y con el objetivo de determinar la identidad de las víctimas, un grupo especializado en genética forense tomó muestras de ADN a los familiares de cuatro personas que desaparecieron en esa región en 2002, todos ellos residentes del mismo sector donde vivía el exdeportista de alto rendimiento. Los resultados sentenciaron que los cuerpos corresponden a esos desaparecidos, entre ellos se encuentra uno de los hermanos Rodríguez, cuyo caso había sido denunciado por sus allegados desde el momento de su desaparición.
Aunque no se han revelado mayores detalles por parte del ente acusador sobre las circunstancias en que ocurrieron los hechos, las autoridades sostienen que los indicios apuntan a que las víctimas habrían sido asesinadas por estructuras paramilitares que operaban en la zona en enunciado periodo.
Los cuerpos permanecieron en custodia de la Fiscalía General durante al menos ocho años, tiempo durante el cual se adelantaron procedimientos de verificación, cruce de información y análisis genético con familiares que aún esperaban respuestas. La reciente identificación representa un avance en los procesos de verdad y reparación, tanto para las familias como para el esclarecimiento histórico de los hechos.
Ahora, quedan por encontrar los otros dos vecinos desaparecidos y los que también habrían corrido la misma suerte fatal, ellos: José del Carmen Rodríguez Martínez, hermano de Víctor, y Gonzalo Guerrero Jiménez.




