El hombre tenía circular azul de Interpol y era el encargado de dinamizar extorsiones, homicidios y coordinar las actividades del narcotráfico.
Las autoridades colombianas capturaron este viernes 8 de noviembre, en la ciudad de Cúcuta, zona fronteriza con Venezuela, a Mauricio José Escorcia Villa, alias el Quesero, uno de los máximos cabecillas de la banda delincuencial organizada los Costeños que opera en Barranquilla y su área metropolitana.
Las primeras informaciones señalan que la detención del hombre se dio en el Puente Internacional Simón Bolívar tras ser expulsado de territorio venezolano por haber ingresado con documentación falsa y gracias a un trabajo de inteligencia y cooperación entre la Policía Metropolitana de Cúcuta, Migración Colombia y la Fiscalía General de la Nación.
La captura de alias Quesero se produce luego de años de investigaciones que lo vincularon con una serie de crímenes y actividades ilícitas en Barranquilla y la región Caribe. Es señalado de integrar esa organización delincuencial desde hace más de 10 años y de coordinar múltiples homicidios, masacres y actos de narcotráfico.
El individuo aparecía en el cartel de los más buscados en Barranquilla, ya que tenía cinco órdenes de captura vigentes por delitos graves, como homicidio agravado, tráfico de armas y concierto para delinquir. Además poseía circular azul de Interpol, lo que permitía su localización a nivel internacional.
Según las revelaciones hechas por las autoridades, bajo su mando, los Costeños fortalecieron sus lazos con otras organizaciones narcotraficantes en departamentos como Atlántico, Magdalena y La Guajira, encargándose de la recepción, transporte y envío de cocaína hacia Centroamérica y Europa.
A nivel local, su influencia se direccionaba a la comisión de delitos como homicidio, extorsiones a empresarios y comerciantes y de desarrollar acciones como lanzar granadas para presionarlos a pagar las exigencias económicas.
Adicionalmente, debía mantener el control territorial y garantizar el cobro de aproximadamente 3.000 millones de pesos mensuales provenientes de las extorsiones, lo que permitía a la organización financiar sus actividades criminales.