Los cinco son responsabilizados de homicidio culposo, entre otros delitos endilgados por la Fiscalía de ese país.
Por: Iván Peña Ropaín.
La mañana del jueves 25 de mayo, tanto el presidente del equipo Alianza FC, Pedro Hernández, así como dos gerentes deportivos de ese club y otras dos personas más, fueron arrestadas en la ciudad de San Salvador, en El Salvador, señalados de ser los responsables directos de la tragedia registrada en el estadio Cuscatlán, la noche del sábado anterior y que dejó 12 aficionados muertos y cientos de heridos.
La determinación judicial fue proferida por la Fiscalía General de la República (FGR) de ese país, que también reveló las identidades de los dos gerentes del club retenidos, uno encargado de la seguridad y el otro de la parte financiera: Edwin Ventura y Zoila Córdova, respectivamente.
Los dos restantes arrestados correspondieron a Reynaldo Avelar Contreras, gerente de la empresa ‘Estadios Deportivos de El Salvador’, encargada de la administración del Cuscatlán, y Samuel García Montano, encargado de las llaves de ese reciento futbolero.
Estas cinco personas serán acusadas en los próximos días, de acuerdo a lo señalado por el Ministerio Público, por los delitos de homicidio culposo, lesiones culposas y estragos públicos.
La FGR apuntó al respecto que, según las investigaciones, “las puertas habilitadas (en el estadio) no eran suficientes para el número de aficionados” y que “esos únicos accesos, además, no fueron abiertos con suficiente anticipación para un ingreso ordenado y seguro”.
Informó también en el oficio explicativo presentado a la opinión pública que “los organizadores, al agotar las entradas disponibles para el encuentro deportivo, decidieron comercializar ilegalmente boletos emitidos para encuentros anteriores”, lo que provocó que asistieran hinchas más de la cuenta a dicho cotejo que el local sostenía contra FAS por los cuartos de final de la Liga Mayor de El Salvador, el cual terminó siendo cancelado por lo sucedido.
El ente investigativo salvadoreño agregó que “la negligencia en la organización y la avaricia, al realizar una sobreventa, generó una avalancha humana que provocó la pérdida de vidas, además de lesiones físicas y de poner en riesgo la seguridad de todos los asistentes”.
