El sindicato de trabajadores de la Cancillería cuestionó la designación del exsenador en un cargo de gran relevancia diplomática.
Por orden de la Presidencia de la República, el canciller Álvaro Leyva firmó en las últimas horas el nombramiento de Armando Benedetti como embajador de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
“Nómbrese al señor ARMANDO ALBERTO BENEDETTI VILLANEDA identificado con cédula de ciudadanía No. 72.148.060, en el cargo de Embajador Extraordinario y Plenipotenciario, código 0036, grado 25, de la planta de personal del Despacho de los Jefes de Misiones Diplomáticas y Oficinas Consulares, adscrito a la Misión Permanente de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, con sede en Roma, República Italiana”, señala el decreto 0108.

Esta acción ha despertado las reacciones de distintos sectores del país, entre ellos el de la Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática y Consular de Colombia (Unidiplo). A través de un comunicado el sindicato de la Cancillería expresó que “Benedetti no cumple con el total de requisitos formales para desempeñarse como Embajador, cargo para el cual se exige al aspirante acreditar el dominio de un idioma de uso diplomático distinto al español o del país de destino, situación que en este caso no se cumple”.
En simultáneo, Unidiplo destaca que el excongresista “no pertenece a la Carrera Diplomática, no ha ingresado por concurso público, no ha pasado por el proceso jerarquizado basado en el mérito y no ha tenido que demostrar un proceso de continua especialización en cargos diplomáticos y consulares”, por lo que su nombramiento es cuestionable.
De otro lado, ponen en concreto el papel y la función que desempeñó durante su misión como embajador de Colombia en Venezuela, aduciendo que “no demostró contar con las capacidades suficientes para ejercer un cargo diplomático”. Además, aseguran que Benedetti presuntamente incurrió en faltas de índole administrativa y disciplinaria, siendo una de ellas la ausencia injustificada de la sede diplomática. “UNIDIPLO considera que insistir en su designación genera un riesgo reputacional para Colombia a nivel internacional”, agregan.

Igualmente, colocan en tela de juicio la designación afirmando que no cumple con los requisitos y estamentos diplomáticos, puesto que esta debe ser gestionada por la Embajada en Italia y no por la primera autoridad (presidente de la República), tal como se ha hecho desde 1999.
“Por su parte, la participación de Colombia ante los organismos de la ONU con sede en Roma (la FAO, el PMA y el FIDA) se gestiona hace 24 años desde la Embajada en Italia. Esta es una figura comúnmente utilizada para evitar la duplicación de recursos financieros y humanos. Justamente, la mayoría de los países del mundo – incluyendo Estados latinoamericanos como Chile, Ecuador y Perú, acreditan al Embajador ante el gobierno italiano como Representante ante la FAO. como ha sido el caso de Colombia desde 1999”, concluyeron desde Unidiplo.
Como observación adicional también criticaron que la decisión de nombrar un embajador ante la FAO no haya sido avisada ni que estuviera contemplada en el Plan de Aperturas de nuevas Embajadas y Consulados elaborado por la Cancillería durante el 2023. También detallaron que a la fecha hay 71 misiones diplomáticas de las cuales solo 22 son lideradas por Embajadores pertenecientes a la Carrera Diplomática y Consular, reiterando de esa manera un llamado a “priorizar el mérito en la política exterior”.


Informe: Luis Ángel Terán