La mujer, quien se encontraba en Bogotá, sería la cabecilla financiera de los Rastrojos Costeños.
En las últimas horas, la Policía Metropolitana de Barranquilla, a través del Gaula Élite, Gaula Atlántico y Comandos de Operaciones Especiales, capturó a Julieth Vanessa Martínez Cantillo, alias Johana o Vanessa, presunta cabecilla financiera de los Rastrojos Costeños y compañera sentimental de alias Negro Ober, máximo cabecilla de esta estructura criminal.
Gracias a unidades especializadas, en coordinación con la Fiscalía, se logró la recolección de elementos materiales de prueba que permitieron que un juez emitiera la orden de captura contra Martínez Cantillo, de 28 años de edad, como presunta responsable de concierto para delinquir y extorsión.
Para la captura también fue fundamental la recopilación de información por fuentes humanas y tecnológicas, descubriendo la ubicación de la señalada en Bogotá, hasta donde se trasladaron los investigadores del Gaula Atlántico, del Gaula Élite y un grupo de Comandos de Operaciones Especiales de para ejecutar una orden de allanamiento y registro al inmueble donde se encontraba la sindicada, operación que terminó con la captura de alias Johana.
De acuerdo con las investigaciones realizadas, esta mujer es la compañera sentimental de alias Negro Ober, uno de los máximos cabecillas de los Rastrojos Costeños, quien, según indicó la Mebar: “al ser capturado y posteriormente condenado a más de 50 años de prisión, la habría designado cómo jefe financiera de la estructura, encargada del cobro de dineros producto de las extorsiones a comerciantes, transportadores, entre otros gremios, y la administración de esos recursos ilícitos”.
Alias Johana estaría ligada desde hace cinco años a las acciones criminales de los Rastrojos Costeños, teniendo como zonas de injerencia a Barranquilla y varios municipios del Atlántico. La Mebar añadió:
“Con la captura de esta presunta dinamizadora de las extorsiones en la capital de Atlántico se evita gran número de intimidaciones a la comunidad en general y el pago de dineros producto de la extorsión, sumas que podrían alcanzar entre dos y cinco millones de pesos por cada víctima”.
