La indignación se apoderó de los habitantes del corregimiento y en un acto de ira prendieron fuego a la instalación policial.
La muerte de un joven a manos de la Policía Nacional provocó un tenso ambiente la noche del viernes en el corregimiento de Nazareth, jurisdicción del municipio de Urbina, en la Alta Guajira. La comunidad del centro poblado en medio de la indignación decidió prender fuego a la subestación de la institución armada.
El día estuvo marcado por dos hechos de violencia que de alguna manera se entrelazaron entre sí y enmedio de la incertidumbre generaron la confusión que acarreó en el abatimiento de la víctima, identificada como Yulver Toncel Barbosa, quien era hijo de un reconocido docente de esa población.
Todo inicio en horas de la mañana, cuando una camioneta pasó por el frente de la subestación de Policía y realizó varios disparos contra la fachada de esta, ocasionando que los uniformados se resguardaran y activaran la alerta máxima.
El hecho dejó un ambiente cargado de tensión y zozobra, no solo en los policías sino en la comunidad en general. Las horas pasaron bajo total alerta y en la noche estalló la tragedia que posteriormente provocó la asonada.
La información conocida, a través de testimonios, señala que el joven Yulver conducía su camioneta y pasó en horas de la noche por el frente de la subestación policial e hizo una maniobra brusca —patinó como se dice en la costa— y esto fue interpretado por los uniformados como una amenaza de atentado tal como había pasado en horas de la mañana.
Los policiales, creyendo que eran atacados nuevamente, accionaron sus armas de fuego contra el vehículo y el joven fue alcanzado por un disparo que le produjo la muerte a los pocos minutos. Lo que había ocurrido se esparció rápidamente por el pueblo y una turba enardecida se acercó a las instalaciones de la fuerza pública.
La situación ocasionó un gran disturbio y la terrorífica jornada terminó de consumarse. Varios pobladores irrumpieron en la instalación policial y prendieron fuego a esta, mientras tanto, en medio de la confusión y el temor, otras cuatro personas resultaron heridas.
Las autoridades tuvieron que solicitar apoyo y después de varias horas los ánimos lograron calmarse con la intervención de otras unidades policiales. No obstante, lo sucedido ha dejado un ambiente hostil, de tristeza e indignación, pues muchos aseguran que los uniformados no aplicaron el protocolo que se requería antes de disparar contra Yulver.
Informe: Luis Ángel Terán