La ciudadanía manifiesta agotamiento al ver que la delincuencia anda desatada y sin control alguno, por eso las ‘paloterapias’.
Por: Iván Peña Ropaín.
Ante el aumento desmesurado que ha tenido en el último tiempo la delincuencia común en Barranquilla a través de fleteos, extorsiones, atracos y otros tipos de ilícitos, inseguridad social que parece se hizo imposible de controlar por parte de las autoridades competentes, tal como lo sienten muchos barranquilleros, la ‘justicia por mano propia’ se ha convertido también en “un pan de cada día”.
A diario, en las redes sociales de los distintos medios informativos de la ciudad, así como en las cuentas de Facebook e Instagram de ciudadanos del común y corriente, se observan videos en los que la misma comunidad actúa como el policía, persiguiendo y dando captura al “dueño de lo ajeno”, pero actuando de una manera diferente una vez lo somete, cuando le propina la popular ‘paloterapia’, o como la han bautizado igualmente en el mismo tono sardónico: “muestras de cariño” o “masajes rehabilitantes”.
Y es que este comportamiento, el cual respaldan muchos ciudadanos justificando estar cansados por esta situación, pero el que es rechazado tajantemente por las autoridades policivas, se está registrando no solo en los sectores del sur de Barranquilla, sino en todos los puntos cardinales, teniendo un auge en el propio norte, donde años atrás estas escenas eran solo “costumbres de los barrios populares”.
Se han dado sucesos en la ciudad en los que la ebullición ciudadana ha llegado hasta tales extremos, que no se respeta ni la presencia de miembros de la Policía, a quienes les arrebatan al hampón de las manos para propinarle su respectiva ‘paloterapia’, teniendo los uniformados que apartarse de la escena y solicitar refuerzos para retomar el control.
En medio de este asunto que compete el orden público de Barranquilla, lo que sí es sabido, pero pareciese que dicho agobio y aburrimiento hace que se le olvide al barranquillero, es que por la agresión que cometa en contra del malhechor podría incurrir en una serie de delitos, aunque en este último tiempo no se ha reportado un caso de este estilo, por lo que los ciudadanos continúan apelando a la ‘justicia por mano propio’, más todavía porque se sigue advirtiendo que los malosos, o son enviados a sus casas, o salen de la cárcel “en menos de lo que canta un gallo”.