“El atacante tocó música triste luego de cometer los múltiples crímenes”.
Se siguen conociendo crudos relatos de la masacre perpetrada por un joven de 18 años identificado como Salvador Ramos, en la escuela primaria de Robb de Uvalde, en Texas, que dejó un saldo de 19 niños, entre los 7 y 10 años y dos maestras.
La estudiante Miah Cerrillo contó a CNN que se encontraba en el salón donde Ramos accionó el arma mientras veían la película Lilo y Stitch.
La infante de 9 años vio cuando el atacante, de manera fría, le disparó a una de sus maestras, luego ingresó al sitio donde estaban sus compañeros y asesinó a varios de sus compañeros. Miah solo sufrió pequeñas lesiones.
La menor indicó que Ramos salió hacia otro salón, escuchó los gritos de los niños y después varios impactos de bala. Ese momento lo describió como angustiante, manifestando que tenía miedo que el agresor regresara y acabara con su vida, por eso decidió untarse con sangre de sus compañeros para evitar que eso pasara.
La estudiante de primaria dijo que después de cometer el masivo crimen, el sujeto empezó a tocar música que ella describió como triste. Mientras las autoridades llegaban al lugar, Cerrillo duró tres horas junto a los cuerpos de los estudiantes asesinados.
