“Hoy, me abrazo y le digo a mis miedos que estemos tranquilos, que todo estará mejor que ayer”.
A principios de este año, escribí sobre un sentimiento que me invadía profundamente y cómo lo estaba enfrentando en ese momento. Hoy, al releer aquel escrito y observar todo lo que ha sucedido, desde entonces, me doy cuenta de que el miedo es, en realidad, un propulsor en la vida y que permanecerá estacionario si no lo enfrentamos.
Quiero compartirles un poco de mi “yo” del pasado y la nueva persona que he recuperado, después de haberla perdido por un tiempo.
Enero 25 de 2024
El miedo es una de las sensaciones más difíciles de asimilar y enfrentar. En mi caso, le temo a las cucarachas, a los temblores, al señalamiento, al futuro desconocido y, por supuesto, al fracaso. Sin embargo, el problema del miedo no es tenerlo, sino no poder tomar decisiones para enfrentarlo.
Mi estrategia siempre ha sido anteponerme a mis temores para no tener que lidiar con ellos. Por ejemplo, para evitar las cucarachas, fumigo todo el tiempo y trato de no caminar por la casa en la noche y así no encontrármelas por casualidad.
Para minimizar el riesgo de los temblores, me mudé a una ciudad con menor probabilidad de que suceda. Cuido mi imagen y comportamiento para evitar el señalamiento, y planifico todo, meticulosamente para no enfrentar sorpresas sobre el futuro. Sin embargo, el fracaso es uno de los miedos que me ha tocado afrontar de manera recurrente (matrimonio, dietas, planes, paseos, trabajo etc.), pero siento que cuando lo supero, termino siendo una persona diferente que me gusta más y más.
El miedo nos hace presos de situaciones que no queremos vivir, nos impide vivir, crecer y ver nuevas oportunidades.
Ayer, tomé la decisión más aterradora en esta etapa de mi vida: renuncié al trabajo más estable que he tenido. Lo hice porque temía seguir sintiéndome infeliz.
Pero encontré nuevos miedos: miedo a ser mediocre, a sentirme incómoda indefinidamente, a no saber si mi tiempo y esfuerzo serían valorados, y a que mi salud mental se viera afectada. A pesar de no tener un plan claro para el futuro, sé que con el tiempo todo esto habrá valido la pena.
Hoy, me abrazo y le digo a mis miedos que estemos tranquilos, que todo estará mejor que ayer.
Septiembre 7 de 2024
Después de tomar la decisión de renunciar, que, gracias a Dios, no me la aceptaron, las cosas tomaron un giro inesperado. No dejé mi empleo, pero sí dejé atrás el malestar con el que lo hacía. A partir de ahí, tomé un nuevo reto y decidí sacarlo adelante.
En este proceso, he aprendido muchas cosas: amo lo que hago, la felicidad proviene de adentro, los resultados llegan con el esfuerzo, los cambios fomentan la creatividad, un buen equipo es clave para el éxito, a veces menos es más, vender no es solo una transacción sino la creación de amistades, y finalmente, no basta con poner los huevos; también hay que cacarearlos.
Así que, al final, tener miedo no ha sido malo. Ha sido, en realidad, una fuerza que me ha impulsado a crecer, a adaptarme y a encontrar nuevas formas de vivir.
Catarsis: El Blog de La Queen
Perfil del columnista:
Profesional en Administración de Empresas, próxima especialista en Gerencia de Mercadeo, más de 15 años de experiencia en el área comercial, empresaria, esposa, madre y contadora de historias.
