Son varios los trabajos sociales que se adelantan con las ‘barras bravas’ para lograr el tan anhelado “fútbol en paz”, lo que muchos creen, pero lo que otros más señalan de utopía.
Por: Iván Peña Ropaín.
Pocas medidas drásticas, o ninguna, en todo este tiempo para frenar el actuar violento de aquellos que se filtran en las denominadas ‘barras bravas’ con el fin de no alentar al equipo, sino para sembrar terror, delincuencia y muerte, son las mayores responsables de toda la anarquía reinante, lo que es producto también de la “mano suave” que ha tenido la primera autoridad competente en este aspecto, la División Mayor del Fútbol Profesional Colombiano (Dimayor).
Por más que diversos entes como Policía Nacional, Iglesia Católica, movimientos sociales por el ‘barrismo’ y hasta líderes de las mismas ‘barras’, entre otros actores, han adelantado programas de convivencia para erradicar la violencia de este bello deporte y para que se divise la hinchada visitante en los partidos del fútbol colombiano, entre otros puntos, nada ha cambiado hasta hoy. Las cosas se calman por un tiempo y luego vuelve a brotar la irracionalidad.
Igualmente se siguen observando las cruentas guerras que libran estas facciones populares no solo en los escenarios futboleros y sus alrededores, sino en las distintas carreteras nacionales cuando se cruzan al momento de viajar a otras regiones para ver jugar a sus clubes.
Pero sin dudas, el punto específico en el que se viven las alteraciones más bélicas son las graderías de los estadios, siendo el reciente hecho repudiable el que protagonizaron ‘barristas’ del Junior de Barranquilla y del Atlético Nacional en el compromiso por la aplazada fecha 10 de la Liga Betplay-II y dado este en el Atanasio Girardot de Medellín.
En ese estadio, la noche del jueves anterior, había presencia de la parcialidad del cuadro barranquillero por esa misma intencionalidad de seguir forjando la idea del “fútbol en paz” y el “sí al hincha visitante”, lo que es aplaudible, pero acabando todo en una fuerte riña que, además de obligar a que no se terminara el cotejo, dejó más de 20 heridos, varios de consideración, entre ellos un policía.
Ante estos nuevos actos vergonzosos, los que dieron la vuelta al mundo, en redes sociales las voces críticas se volvieron a escuchar y pedir en sus opiniones que para mermar aunque sea en algo la violencia que se sigue registrando en los estadios del país, se deberá decir de forma rotunda y sin vuelta atrás “no al hincha visitante”.
En los mismos sentires cuestionables de los internautas futboleros compaginan que la gran culpabilidad es de Dimayor al no imponer una “mano inclemente” contra los violentos, colocando solo “pañitos de agua tibia” cada que pasan estos hechos de violencia.
Recordemos que hay plazas en Colombia en las que se tiene prohibido el ingreso de las ‘barras’ contrarias por la fuerte animadversión que los lleva a desatar batallas campales cada que se ven, como es el caso de Barranquilla, donde no le permiten el acceso al Metropolitano a facciones populares del América de Cali y viceversa.