“Mi papá abusó de mí sexualmente hasta que yo tenía tres añitos“.
En las últimas horas Natalia Durán subió un video a su cuenta de YouTube en el cual narró varios hechos que marcaron trascendentalmente su vida y le impidieron por muchos años sentirse conforme con su cuerpo y con su existencia.
La actriz y modelo de 40 años lucha contra el cáncer de tiroides y, pese a su gran destreza en la actuación, su carrera se vio frenada por problemas de salud que, además, hicieron que emergieran en su vida dolores reprimidos de un pasado no muy fácil de contar.
En medio de la lucha contra el cáncer, Natalia sabía que su inconformidad con ella misma iba más allá de las consecuencias de su estado de salud y se preguntaba constantemente ¿por qué me cuesta tanto aceptar mi cuerpo tal y como es?, la respuesta partía desde las vivencias de su niñez.
Las tinieblas en su alma tuvieron origen en el abuso sexual que sufrió por parte de su progenitor Fernando Segura, cuando ella era una niña.
“Ese papá biológico fue un papá que abusó de mí sexualmente hasta que yo tenía tres añitos, de todas las maneras, de manera violenta, de manera sexual, maltrató a mi mamá delante mío cuando era un bebé, abusó de ella de muchas maneras también y esta fue la primera impronta de la infancia con un agravante y es que el abuso abuso sexual, además cuando es un incesto, tiene unas características complicadas“, relató Natalia.
Desde allí, siendo una pequeña se generó en ella una confusión sobre la figura de su padre, quedándole “unas marcas muy fuertes en la brújula de lo que está bien y está mal en la vida”.
“Tenía un cuerpo que no me pertenecía”
Tras el aberrante caso del que fue víctima, empezó a sentir que tenía un cuerpo el cual no le pertenecía, situación que se agravó cuando fue nuevamente víctima de abuso sexual por dos parientes más.
“Yo era una niña muy chiquita, era un bebé, más adelante dos miembros más de mi familia biológica por parte de mi mamá también abusaron de mí , esto es algo en lo que ya no quiero ahondar porque es algo que seguramente a esa parte de la familia le va a sorprender”.
Esto le costó gran parte de la felicidad en su infancia y el miedo a la oscuridad se convirtió en su compañero, pero aunque le tuviera pavor, prefería estar sola y a oscuras que expuesta a que alguien más se acercara y le hiciera daño.
“Sentía una vergüenza en el cuerpo que no podía expresar, mi mamá nunca lo supo, pero de alguna manera fue una mujer muy fuerte que en la situación más dura logró sacar fuerzas para irse conmigo, salvarme la vida y salvar la de ella“, relató.
La crueldad del bullying en el colegio
Además de que Natalia cargaba con dolores en su ser, tuvo que lidiar con el bullying en su etapa escolar, producto de la sexualización de las mujeres, incluso, cuando apenas son niñas o adolescentes.
“Todo lo que tenía que ver con lo sexual, con mi cuerpo era como una daga caliente a mi vergüenza, ‘Ay ella no tiene tetas’, cuando decían esa palabra se me prendía adentro de mi una vergüenza”, indicó la actriz.
Durán reveló que uno de sus mayores complejos fueron sus senos, razón por la cual usaba brasieres que aparentaran mayor tamaño e incluso dijo: “Desarrollé una joroba gigante porque no quería que los niños superan si era plana o no lo era”.
Relaciones tóxicas con hombres de un comportamiento similar a su padre
Muchas personas buscan, sin saber, con sus parejas sentimentales llenar los espacios que sus progenitores no llenaron o, incluso, terminan relacionándose con un individuo de comportamientos similares a la persona que le hizo daño.
En el caso de Natalia, tuvo relaciones con hombres parecidos a su padre que empeoraron su seguridad y llevaron más tormentos a su vida, respecto a esto, contó:
“Cuando empecé a tener novios no me quería dejar mirar ni hacer nada, tuve relaciones tóxicas al andar con hombres como mi papá, por lo que creemos que es la masculinidad, el hombre sexualizado y ese era el prototipo de hombres parecidos a mi papa biológico, por lo que esas primeras experiencias fueron agresivas, violentas; era muy difícil saber cuáles eran los límites de la cordura, del amor”.
La escasez de recursos económicos en su familia también se terminó convirtiendo en un agravante en su vida. “Venía de una familia muy pobre, vivíamos en una casa hacinados en un barrio muy elegante donde habían unas niñas muy monas, divinas, tenían plata y tenían pelos monos y yo solo me miraba y no era nada de eso”.
Al ser adoptada también se sintió desubicada, problemas que con el tiempo logró superar gracias al amor de su padre adoptivo. “Mi papá venía de una familia muy bonita, tradicional de Cali, mi alrededor era gente con muchísima plata y yo era como una niña de bajos recursos con una ropa no tan cara, deseando ser como esas niñas que eran como barbies“.
La lucha contra el cáncer y la actuación
Durán recordó que hace 10 años pasó de ser una persona activa a sentirse extraña, enfermarse y ver cómo decaía su salud física y mental, llevándola a estar hospitalizada numerosas veces y a afectar su carrera.
“Los productores ya estaban mamados de mí, empecé a perder trabajos porque me la pasaba en el hospital, tuve muchos problemas en mi trabajo porque empecé a dejar de concentrarme y esto fue difícil para mí, porque fue como si la única cosa que sabía hacer que era actuar, en lo que creía que tenía talento, en lo que me identificaba como ser humano útil en esta sociedad, se empezó a ir”.
Le costaba aprenderse los libretos, comunicarse con fluidez, cumplir con las exigencias de la actuación y, por ello, perdió y rechazó varios trabajos, refugiándose por un tiempo en el mundo del teatro, donde le era posible ensayar más su papel.
“Empezaba a concebirme como una persona “bruta”, a veces esperaba el momento en que la vida me hiciera el favor de llevarme, empecé a llevar la vida como de una persona de 120 años (…), nunca tomé una decisión tan radical de despedirme de este mundo, pero lo anhelé muchas veces”.
No obstante, en medio de la lucha contra el cáncer de tiroides y gracias a la llegada de especialistas a su vida logró un proceso de sanación interior, donde aprendió que “recibir el amor incondicional de tantas personas le sana el corazón a cualquiera”.
La artista contó que se entregó en cuerpo y alma a su aprendizaje y por ello tomó las fuerzas para relatar sus experiencias en la búsqueda de que quienes pasen por una situación similar aprendan que “la salida es hacia adentro”.